Se despertó sobresaltada del sueño:
– Papá, ¿cómo puedo comunicarme con mamá?
– Con el móvil. Dale el número, Ricardo
La noche había dejado de estar silenciosa. Sonaba el teléfono insistiendo en que lo cogiera. No puede ser. Mamá murió hace 2 meses, los muertos no se comunican. Aún así, la mano temblorosa, la voz trémula respondió:
– ¿Sí?
– Ya sé que es muy tarde, pero es una urgencia ¿podrías hacer mañana a las 8 un trabajo?
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