Gritos, fuego y persecuciones

 

Entre el silencio y la oscuridad, sólo hay una pequeña y delgada línea por donde se cuelan los brillantes rayos del sol que alumbran mi habitación. Por unos instantes, la calma es golpeada incesantemente por el sonido del móvil que no para de moverse por mí mesita. Dejo que suene y se mueva con la esperanza de que el suelo pueda detenerlo, pero después de varios minutos, no tengo más remedio que deslizar mí brazo por encima de la sábana y sujetarlo con firmeza para poder prestar atención a las palabras que retumban en mis oídos:

 

_ ¡Juan! ¿Eres tú?, ¿estás bien?, ¿me oyes?

_ Sí, soy yo, ¿Quién llama?

_ Soy Pedro, ¿estás bien?, ¿Dónde estás?

_ ¡Pues claro que estoy bien! En la cama que me acabas de despertar.

_  Pero… ¿Cómo que en la cama? ¡No puede ser! tienes que levantarte.

_ ¿Qué pasa, estás bien? No entiendo nada, ¿a qué vienen tantas prisas?

_ Escúchame atentamente, tienes que venir al local lo antes posible y ten mucho cuidado.

_ ¡Pero qué dices! ¿Qué coño pasa? Pedro, Pedro…

 

Después de introducirme en la ducha, hacer café, coger la ropa del armario y las llaves del coche, me dirijo al portal ayudado por el amplio y luminoso ascensor.

Cuando consigo abrir la puerta y salir afuera, mis ojos se quedan fijos, mi cuerpo paralizado y mi corazón comienza a latir con tanta fuerza, que apenas puedo respirar. Una imagen que jamás podría haberme imaginado se queda clavada en mis retinas. Personas tiradas en el suelo, humo saliendo de las ventanas y coches ardiendo por toda la calle. Los gritos que se agolpan a mi alrededor rompen mis tímpanos y al girar la cabeza lentamente, observo como un grupo de personas corren hacía a mí. Sin pedir permiso, las piernas comienzan  a moverse una delante de la otra, y cada vez más rápido. Sólo puedo correr y correr…

 

 ******

 

_ Pedro soy Richard, ¡abre la puerta, rápido!

_ Pasa, pasa, ¿ha salido todo bien?

_ Sí, pero por poco, cada vez está peor esto y encima no he podido hablar con ellas. Lo he intentado como cinco o seis veces y me sale el buzón de voz, por cierto, ¿has podido localizar a Juan?

_ Sí, está bien, estaba en la cama cuando lo he llamado y le dije que se viniera lo antes posible pero, ya sabes cómo es, y tú ¿has podido conseguir la pieza?

_ ¡Claro! Tenías razón, estaba allí. Fue fácil, entrar y salir como habías dicho.

_ Pues venga, manos a la obra que tenemos poco tiempo.

 

******

Al fin, consigo esconderme en un portal y después de observar durante un tiempo como la gente corre despavorida de un lado para otro, aprovecho que no hay nadie para salir corriendo y meterme en el primer coche que veo abierto. Con las manos temblando y la mirada atenta a mi alrededor, siento el rugido del motor, piso el acelerador y salgo de allí a toda velocidad. No puedo contar los bultos que voy pisando con las ruedas, pero con tanta gente corriendo y gritando, no puedo pararme. Me salgo constantemente de la carretera para esquivar los continuos e incesantes  obstáculos que me voy encontrando. Señales, árboles y postes de la luz tirados en la carretera. Coches volcados y ardiendo. No entiendo que ha podido pasar aquí,  pero cuando me paro para pensar que camino coger, el móvil me advierte que todavía está vivo:

 

_ ¿Juan me oyes? Dime que sí ¡por Dios!

_ Carmen, ¿eres tú?

_ Sí, sí, soy yo, ¡por fin! Oye escúchame, necesito que vengas a buscarnos, estamos paradas en la autopista y no podemos movernos. Irene está herida en una pierna y no puedo cargar con ella.

_ Vale, no te preocupes, voy ahora mismo hacia allí ¿Dime exactamente dónde estáis?

_  En la gasolinera, conseguimos encerrarnos en la cafetería, ¡no tardes por favor!

_ ¡Muy bien! No os mováis de ahí, yo ya estoy en camino y no tardaré nada en llegar.

 

******

 

_ ¡Richard esto no funciona! ¿Qué vamos hacer ahora?

_ Pues, ni idea, yo te he traído lo que me has dicho, si no funciona tendremos que probar otra cosa ¿no te parece?

_ Lo sé, quizás tengas razón, ¿qué te parece si vas arriba y bajas los fusibles? Así, puedo meter mano aquí sin riesgo.

 El rotor funciona, las escobillas y las anillas están bien. Creo que el problema no viene de aquí, ¿Cómo no sea del conmutador? Pero ya lo he revisado tres veces. No entiendo nada… ¿Richard, que haces ahí arriba tanto tiempo?

_ ¡Pedro! Sube, rápido, tienes que ver esto con tus propios ojos, no te lo vas a creer.

_ ¿Qué pasa, que tengo que ver?

_ ¡Mira! Detrás de aquellos árboles, ya están aquí amigo, no nos queda mucho tiempo, en cuestión de horas estarán golpeando la puerta para poder entrar, no me gusta nada.

_ A mí tampoco, terminarán tirando la valla abajo y luego ya nada los podrá detener, ¿Cuánto tiempo nos queda?

_ Tres, cuatro horas quizás.

_ Pues, esta chabola no creo que pueda aguantar muchas envestidas, así que, tenemos que hacer algo ¡ya!

 

******

 

Entre tanto humo, no consigo distinguir absolutamente nada ni a nadie. Creo recordar que la gasolinera estaba más o menos a esta altura, pero no puedo perder mucho tiempo aquí parado. La salida sur está ahí, así que, tiene que ser un poco más adelante. ¡Ah! Ya veo el cartel, pero no puedo acercarme hasta allí con el coche. Tengo que atravesar la fila de vehículos, cruzar la mediana y entrar en la cafetería, ¡madre mía! Si me lo pienso no lo hago, así que, muevo el brazo rápidamente hacia la maneta y con un golpe seco, tiro de ella hacia mí y abro la puerta. La descoordinación entre el tronco y las piernas me llevan a impactarme contra el capó de una furgoneta y terminar con las rodillas en el suelo. Al incorporarme, escucho golpes y observo como una mole de hombres viene en mí dirección.

No pienso, sólo corro y corro cada vez más de prisa. Lo que parecía una acción sencilla, se convierte en la peor pesadilla de mi vida. Me acerco a la barandilla y de un salto la dejo atrás, para bajar por la hierba rodando después de tropezarme con una enorme piedra. Me levanto y  sigo corriendo sin mirar hacia atrás con los brazos estirados para poder tocar la puerta. Siento los gruñidos que se acercan por mi espalda y a la vez que me aproximo a la meta,  sigo gritando desesperadamente para que me escuchen y poder entrar.

Sin tiempo para frenar, la puerta se abre, cruzo el umbral y aterrizo sobre unas mesas blancas, donde permanezco boca abajo casi sin respiración.

 

_ ¡Por fin! Creíamos que te había pasado algo malo y ya no vendrías a por nosotras.

_ Gracias Carmen, has abierto justo a tiempo, la verdad que me ha costado un poco llegar, pero lo he conseguido. ¿Qué tal la pierna Irene, te duele mucho?

_ Un poco, sí, pero lo mejor será irnos de aquí cuanto antes, esto está plagado de… bueno, no sé muy bien cómo llamarlos.

_ Vosotras, ¿sabéis que ha pasado aquí? O ¿qué le pasa a toda esa gente? ¿Por qué corren detrás de nosotros?

_ Vamos Juan, no es momento de hacerse preguntas, esa puerta es la salida de atrás, esperemos que no haya nadie y podamos salir por ahí, por cierto, ¿has dejado el coche aparcado muy lejos?

_ Tenemos que subir esa pequeña colina, saltar la valla y atravesar los coches. Irene, ¿crees que podrás hacerlo?

_ ¡Ni lo dudes! Entre tú y yo la ayudaremos a caminar y vamos a llegar al coche sin problemas ¿verdad cariño?

_ Bueno chicas, ¿estáis listas? Pues… ¡vamos!

 

El viaje de regreso se ha hecho más lento de lo esperado, por la herida que tiene Irene en su pierna, pero ya estamos en el coche. Ahora necesito pensar que camino es más rápido para llegar al local. Siempre y cuando no nos encontremos con muchos más contratiempos por el trayecto.

 

******

 

 

_ ¡Vamos Pedro un poco más! No puedes rendirte ahora, ya casi lo tienes.

_ Nada, esto no funciona, no puede ser.

_ Oye escucha, ¿Qué es ese ruido? Lo oyes, parece un coche ¿verdad?

_ Sí, eso parece, igual es Juan, tenemos que subir para abrirle la puerta, no sabe el código de seguridad de la verja.

_ Pedro, Richard, ¿estáis ahí? … Chicos, ¿me oís?… Hola… ¿hay alguien? Nada, estos ya se han marchado, no me lo puedo creer.

_ No, no, estamos aquí, ahora abrimos la puerta.

Qué alegría de veros, estáis bien y encima venís los tres juntos, no me lo puedo creer. Empezábamos a pensar que os había pasado algo y que ya no volveríamos a veros, Irene, ¿Qué te ha pasado en la pierna? Estás sangrando.

_ Un pequeño accidente, nada grave que no se pueda curar con un poco de yodo, unas vendas y algo de comer, que todavía no he ingerido nada desde ayer de noche.

_ ¡Pero bueno! Alguien me puede explicar que está sucediendo aquí, porque creo que soy el único que todavía no sabe lo que está pasando, ¿me equivoco?

_ Tranquilo Juan, mientras las chicas comen algo, nosotros nos vamos para abajo y te voy explicando poco a poco.

_ ¿Te acuerdas que la semana pasada te comentamos que era mejor que sacáramos a Lilith del laboratorio y la trajéramos para aquí?

_ Sí claro, ¿cómo no me voy acordar? si todavía estoy esperando que me deis una explicación.

 

Bueno, no es fácil lo que te voy a contar Juan, pero creo que es el momento de confesarte lo que ha pasado. Hace quince días, apareció  Mr. Wolves por la sala con una propuesta muy interesante. ¿Te imaginas poder disponer de una subvención que triplica la actual? ¡Coño! sólo teníamos que demostrarle la fiabilidad de Lilith durante unos segundos, no era tan difícil, no sería peligroso y no necesitábamos que estuvieras presente. ¡Juan por favor!, no pongas esa cara.

_ Pero, ¿qué cara quieres qué ponga? aún estoy asimilando todo lo que está pasando. Me han perseguido, vosotros me habéis engañado y el trabajo de casi dos años, desarmado.

_ Lo sé, entiendo que todo esto te esté agobiando, pero no puedes venirte abajo, tenemos mucho trabajo por delante y muy poco tiempo. No sabemos cuánto más aguantará la alambrada y hay que buscar un sitio seguro para refugiarnos.

_ Vale, muy bien, pero ¿qué tiene qué ver, todo esto qué  me estás contando, para que todos se hayan vuelto locos? ¡Es que no entiendo nada!

_ No tengo una explicación para esto Juan, pero estoy seguro que nuestro pequeño accidente está relacionado directamente con  la reacción de toda esa gente, por eso, hemos intentado poner en marcha a Lilith durante toda la mañana.

_ ¿Accidente…?, ¿pequeño…? creo que será mejor que nos sentemos y me expliques con calma y paso a paso, todo  lo que habéis hecho durante la noche y parte de la maña….

_ ¡Chicos, chicos…! Dejaros de charlas y moveros que no tenemos tiempo, están escalando el cerco y en breve se colarán dentro de la zona de seguridad. Necesitamos comida, armas y un destino donde podamos dirigirnos, ¿Alguien sabe de un sitio seguro?

 

 Qué os parece el laboratorio, es seguro y tiene todo lo que podemos necesitar, el problema, es que está bastante lejos y nos toca cruzar la ciudad, pero no creo que encontremos algo mejor en tan poco tiempo. Vamos hacer lo siguiente, ¡Carmen!, tú te encargas de la comida, todo lo que encuentres por los armarios, latas, botes de bebida, frutos secos, lo que sea, lo metes en bolsas y lo llevas para el coche. ¡Pedro!, vas a desmontar a Lilith, pero con mucho cuidado, acuérdate de poner cada módulo numerado y apuntado, luego no quiero problemas a la hora de montarlo todo. ¡Richard! tú y yo nos ocuparemos del coche y de limpiar la carretera para salir pitando de aquí, parece que no tenemos mucho tiempo, así que, ¡manos a la obra!

 

 

******

 

 

_ ¡Jefe! ¿En serio?, ¿vamos hacer caso a este hombre, que casi no sabe hablar nuestro idioma?

_ Mira pequeñín, nos han dado unas órdenes muy claras, bloquear todas las puertas y ventanas, aquí estamos para obedecer, no para cuestionar las decisiones de los demás, ¿está claro?

_ Como el agua, ¿por dónde empezamos?

_ Tú te vas a encargar del ala norte y yo empezaré por aquí, lleva la radio siempre encendida y si ves algo raro me avisas. ¿De acuerdo? pues, andando que no hay tiempo que perder.

 

 

******

 

 

Con la caída del sol, la tranquilidad llega casi por arte de magia y mientras mis ojos penetran por el espejo retrovisor, observo como las chicas apoyan sus cabezas suavemente en el respaldo y cierran sus ojos cansados. La brisa cruza mi rostro y el silencio se hace dueño del coche. Poco a poco, vamos devorando kilómetros y bajo la atenta mirada de la luna, nos alejamos cada vez más del peligro para ir hacía, no se sabe muy bien donde…

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS

comments powered by Disqus