Un día mis ojos se abrieron, y solo las dulces palabras se escuchaban, era un mundo nuevo y el cuidado era maravilloso, era el ultimo miembro de una familia, mi familia. Un día tuve mis primeros recuerdos y sabia quien eran, como se llamaban y lo feliz que me hacia estar con ellos, jugábamos sin fin y amaba la hora de la comida, el mundo era maravillosamente perfecto, hasta que un día comencé a crecer y mi admiración era mayor para todos los que habitaban en mi hogar, mi curiosidad fue aumentando, pero también comencé a cometer mis primeros errores, cuando me entristecía unas palabras alentadora me daban el consuelo para seguir adelante, los consejos que me llevaban por el mejor camino, fui creciendo y mi autoestima iba fortaleciéndose, pues las palabras más dulces me decían que era hermosa en todo momento, pero mi curiosidad iba aumentando y mi opinión creciendo, era ahora constructora de mi propio mundo y propia vida pero no lo había hecho sola, ahora debo hacerlo con mi propia familia.

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