Llegue a mi casa a las 6 de la tarde. En ese momento mi madre me llamó, estaba viendo la televisión en el segundo piso. Fui a su cuarto la vi sentada en el piso.
¿Qué te paso?- Le pregunté…!!
Me dijo: – Al sentarme en la cama me caí.
La levanté y la acosté en su cama.
– Tengo mucho dolor en la cadera. Llame a mi médico y llévame al hospital.
Llame a la ambulancia y la llevaron al hospital.
Le tomaron una radiografía y me dijo el doctor- Tiene una fisura en la cadera hay que operarla…!!.
En la noche estuve con mi hermana en el hospital. Salió una doctora de cirugía, le preguntamos.
-¿Cómo salió de la operación nuestra madre?
-La operación fue exitosa, ya despertó y hable con ella.
Fui a mi casa , me senté en el comedor Y…..un plato en la mesa empezó a moverse, en círculo como si fuera una Uija. En un pedazo de papel escribí vida” y en otro “muerte” y siempre el plato no paraba en la palabra “muerte”. Salí para el hospital. El medico nos llamo.
Nos dijo.- Su madre acabo de fallecer….-.
Me invadió una tristeza y melancolía un médico me llevo a donde estaba, sobre una cama inerte, bella a pesar de sus 88 años, la abrece, le di un beso en la frente de despedida …le susurre al oído…. quedaste “libre” de tu cuerpo…para pasar al tránsito de los seres….y comprobar que la “muerte” no..!! Existe…!! Las lágrimas bajaron por mis mejillas.
Sentí que se comunicaba mentalmente diciéndome busque mi diario en el cuarto. – Yo no sabía que había escrito un diario.
En la casa leí su diario.
«Antes de que el frío de la muerte doble mis manos y pase al olvido eterno dejo en mi diario los recuerdos de mi familia.
Mi abuelita fue la que me recibió cuando nací en 1918 en su casa, mi madre tenía 17 años y mi padre 19, fui la consentida. Me criaron mis abuelos maternos, mi abuelo tenía 42 años y mi abuela 40. la casa era aseada con un patio con flores, y fuente, tenían cultivos de uvas, producían vinos los embotellaban y guardaban en una bodega, había un comedor con lámparas y candelabros, un corredor, la cocina, varias habitaciones, una biblioteca que a su vez era el consultorio médico, mi abuela ejercía la homeopatía, recetaba mucho el boro y el magnesio me decía “estos tienen propiedades antitumorales, evitan la osteoporosis y artrosis, ayudan al cuerpo a almacenar mejor el calcio en los huesos y dientes, evitando la calcificación de los tejidos blandos, y su degeneración, también elimina el fluoruro y metales pesados acumulados en el cuerpo protegiéndolo de los alimentos contaminados con micotoxinas sobre todo la aflatoxina fúngica un carcinógeno que afecta el hígado y los pulmones. Recomendaba consumir frutas y verduras”. Eran organizados, tenían dos carpetas, una con el título Urgente y la otra importante. Me decían:- La vida no es de color de rosa siempre se presentan problemas y conflictos, las preocupaciones se solucionan con ocupaciones.
El 31 de diciembre se sentaba la familia en la mesa del comedor. Mi abuela recomendaba el consumo máximo de sal es de 6 gramos diarios; tomar un vaso diario de sábila la cual se le sacan los cristales agregándole miel de abejas. En la mesa colocaban uvas para las 12 de la noche cada uno de los invitados consumía 12 para los deseos del año nuevo.
El abuelo aconsejaba “Anótelos en una agenda para su seguimiento. En la vida debemos tener metas y objetivos. No tenemos la culpa de nacer pobres, si de morir pobres, recuerde tenemos que ser eficientes y eficaces para ser efectivos. La eficiencia es conseguir resultados con base en el tiempo y en la mejor utilización de los recursos, la eficacia es la capacidad para alcanzar la meta y la efectividad es la suma de estas y se logra con la proactividad y asertividad, tenga actitud positiva; si lo que hace, le va bien, sígalo haciendo, sino le va bien, hágalo de otra forma, no desfallezca, no hay errores sino oportunidades de corregirlos. Anote lo importante y lo urgente, lleve presupuesto de ingresos y gastos”. Después de cenar se sentaba la abuela en el piano me decía: «El cuerpo humano es receptivo a las notas musicales, cada sonido influyen positivamente o negativamente.
Cuándo le pregunte sobre “ la muerte” me dijo: – » Los antiguos distinguían dos clases de conciencia, la material y la inmaterial. La conciencia material es nuestro «yo» se encuentra en los seres humanos y en los animales y la conciencia inmaterial en la energía creadora, la energía sube como una serpiente por la columna vertebral al cerebro y baja. Cuando desencarnamos el cuerpo se vuelve polvo y el espíritu regresa a Dios.- La muerte es nuestra compañera algún día nos lleva, todos pasamos por esa amarga experiencia, lo último que muere en nuestro cuerpo son las neuronas del cerebro treinta y seis horas después de que dejen de funcionar todos los signos vitales y antes de perder nuestra conciencia, se sufre angustia, depresión y miedo al sentir el terrible frió de la muerte por el descenso de la temperatura corporal, no poder mover nuestras manos, brazos y piernas, queremos hablar y gritar pero no podemos hacerlo nuestros músculos no responden, solo podemos sentir, oír y ver, y más aterrador cuando nos meten al ataúd y cierran la tapa, es espantoso esos momentos. Queremos despertar de esta horrible pesadilla. La conciencia es un efecto movida por el espíritu que hace funcionar el cerebro y cuando se trasegar, la vida pasa en nuestra mente como una película desde el nacimiento hasta el omega viene una sensación de paz y flotamos sobre nuestro cuerpo, y caemos a un túnel negro al fondo una luz. Entramos a otro cuerpo y volvemos a la existencia con otros padres Por eso debemos aprovechar los momentos en que transcurre nuestra vida» .
Victor.
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