-¡Bueno! Por fin se cumplieron los pronósticos. Ely había pasado a ser una persona bella por fuera y por dentro a un cadáver, nada más… Sólo pasó a ser a ser un dato, una estadística, un nada… Una chica maravillosa y luchadora. Con tantas ganas de vivir y realizar sueños. Un ser humano como cualquier otro. Ely tantas cosas…
Ella padeció un cáncer hace algunos años atrás. A pesar de haber sido brutal su lucha, dejó secuelas en su cuerpo. Como heridas de batalla. Aunque venció esa dura prueba y le causó grandes deformidades, se hizo fuerte y decidida ante las adversidades de la vida. Ely representaba y representa a muchas personas que pasan por momentos difíciles. Con tantas carencias y necesidades del alma y del cuerpo. Muchas han perdido la batalla, por tantos motivos y razones. Lamentablemente, su cáncer volvió y en cuestiones de meses acabó con su vida, sin darle chance de nada, sin poder haber tenido la atención «debida» a su dolencia. Saltando de tratamientos urgentes a paliativos que sólo extendían más su enfermedad.
Hoy en día, hablamos de tantas tecnologías y avances en todas las áreas de la sociedad. En especial, en el campo de la medicina. Nos dejan boquiabiertos por sus cualidades y beneficios. Nuevos medicamentos con un amplio y prometedor nivel de efectividad, aparatos y equipos que parecen sacados de historias de ficción, por su genialidad y alcances. Tantas cosa maravillosas… Al final, una lotería para los que no pueden costear sus exigencias. Como en un juego de feria se monta el que puede comprar el boleto. Pensándolo, preguntó: -¿De qué le valió a Ely? o aún peor… -¿De qué le sirven tantos avances a personas como Ely? -¡Muertas o vivas!
En momentos, donde galardonan tantos progresos y avances casi milagrosos. -¿A quién llega? Las clases sociales media, pobres o desvalidos no se salvan del “Tecnogenocidio Mundial.” No se trata de ideologías políticas, religiosas, o cualquier genealogía social. Se necesita, la voluntad de ayudar a las personas sin etiquetas, simplemente a seres humanos… Sin jugar a ser Dios u Objetor de Conciencia.
Siempre he deseado muchas cosas y reconozco que no soy mayor cosa. He tenido errores, fallas y egoísmos como cualquiera. Ese es mi castigo, lo lamento y lamentaré cada día de mi vida. A pesar de todo, he tratado desde mi posición de ser una buena persona.Transmitir experiencias para colaborar de algún modo con este mundo que nos ha tocado vivir; no es cuestión de dinero o cuantías económicas. Es aportar cambios positivos a los que nos rodean o se cruzan en nuestro camino. Un mundo para todos..
Para Ely es muy tarde. La ayuda no llegó como debió haber llegado. Con sus novedosos medicamentos, nuevas tecnologías médicas, profesionales galardonados por sus brillantes descubrimientos y esto o aquello. A Ely en su gravedad, se llegó a pensar: «total se va a morir», «tiene un cáncer incurable», «pobrecita que Dios la sane«. Un sin número de estupideces, dichas para justificar las conciencias y poder dormir sin escalofríos remordimientos. Encomendando a Ely a Dios, como si fuera sólo para eso; un Ser Supremo, en todas sus formas y divinidades, nos encomendó nos «amaramos los unos a los otros«, colocados sobre esta tierra para ayudar, tender la mano, sostener al prójimo; sin lastima o disfrazados de bondad.
El cáncer de Ely nunca fue tan agresivo como el cáncer que padece la humanidad. Gracias a la ignorancia, la falta de hermandad, nos come cada día, sin dejarnos respirar un minuto para descansar. Un cáncer que saca lo mejor de las guerras, debilidades humanas y mezquindad. Un cáncer presente como una sombra, para fastidiarte cada vez que se lo permites. Siempre sacando lo peor de las personas: ricas o pobres, estudiados o analfabeta; sin distinción de raza o color de piel, religión o creencia. Ese cáncer tiene un idioma universal, no necesita traductor porque es perceptible cuando lo miras por el rabillo del ojo. Muchas veces se instala en nuestras narices y no lo percibimos, damos cuenta o preferimos no ver. Un cáncer astuto, villano, disfrazado de muchas cosas para blandir su bandera ante los ojos de unos cuantos inocentes de conciencia y de hechos.
-¿No sé qué va hacer de este mundo en que vivimos?
Siempre vemos y vivimos los mismos problemas, una otra vez y no hay reacción. Como ovejas al matadero nos acostumbramos al cáncer y a sus influencias, colocando nuestras cabezas en la guillotina, sin chispear. Sin quejas o reclamos, sin el más mínimo esfuerzo para defender o defenderse. Simplemente nos vemos sufriendo de -Melanomas de indiferencias-, padeciendo de un -Melanoma de estupidez-, con altos grados -Febriles de ignorancia- y dolores -Musculares de egoísmo-. Tantos padecimientos, en mentes vacías y almas congeladas.
No quiero ofender, discriminar o está dirigido a alguien particular. Dios sabe que no es mi intención. Dejar de vernos como datos estadísticos y superar el cáncer de Tecnicismos Sociales. Darnos la oportunidad de cambiar las cosas, un día a la vez con pasos seguros y definitivos. Sin mascaras o tretas. Sin buscar beneficios económicos para el bolsillo o sentimentales para el alma. No dejar que ese cáncer nos invada o cambie nuestra moral. No permitamos que por ideologías o discursos baratos se contamine nuestras mentes.
Hoy enterramos a Ely… Se va sin nada, así como llegó al mundo… Deja un mundo con un cáncer más agresivo que el de ella. Mezquino e indigno, inhumano en acciones; pudre nuestras sociedades instalado en nuestras vidas. Excelente, por los que dedican su tiempo a mejorar situaciones difíciles, a crear fundaciones y proyectos que mejoren la calidad del planeta en general. !No son suficientes! Están faltos de manos, brazos, cerebros y voluntad. !Un aplauso y reconocimientos!
Sin embargo, esta situación me supera. Siento el alma gangrenada de rabia, amargura y desilusión. Mañana, el mundo como si nada. Todo quedará en papel y no en las conciencias.
-¡Ely Perdóname y perdónenme todos!
(Levantándose del borde de su tumba, continuó con su vida austera..)
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