Le presto atención. Parece suspendida en el tiempo. Conmueve. Es una foto en blanco y negro, de otra época, de otro tiempo. Atesora tatuajes en su cuerpo y explicaciones para cada uno de ellos. Es quizás el que no se ve, el que mejor cuenta su historia. Tiene la piel arrugada y los ojos cansados.

Usa rodete, de contextura delgada viste moderna, aunque los años vividos suman muchas décadas.

Es atrevida. Luchó por el amor y la felicidad.Está sentada al sol, es ese el lugar en el jardín que siempre encuentra confortable, está sentada con los ojos cerrados, parece soñar; una sonrisa le da marco a su cara.

Usa aros, las manos desnudas, le gustan las bebidas con hielo y los dulces para acompañar. Sobre la mesa hay un cuaderno, una lapicera, no sabe cuándo puede tener ganas de escribirle. Nunca imaginó que algo así podía durar toda la vida, que desde el primer día, y hasta tantos años después sería El dueño de sus sueños. No haberlo escuchado decir “no te quiero”, la mantuvo esperando. El primer amor aparece sin ser buscado, y no se va aunque quieras abandonarlo. El sillón está abrazándola, es su refugio, donde su alma se sienta a pensar, donde vuelven los recuerdos, ese lugar es donde se siente plena.

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