Cuenta otra vez la historia del malvado pirata.

A la memoria de mi padre.

Echo de menos tus historias.

«El barco estaba encallado en medio del mar de los Sargazos. No había ni una pizca de viento. Los marinos mataban el tiempo contándose historias.

Uno de los viejos marinos les habló de un tesoro escondido bajo los muros de una antigua fortificación Española en una isla perdida del Caribe. Decía que había tanto oro como tres galeones juntos. Hace mucho tiempo, se atrevieron a ir a buscarlo pero el fantasma del Capitán Sin Huesos les había impedido la entrada y ya nunca más serían ricos.»

Cuando tenía 12 años, adoraba escuchar las historias de mi tío. Germán era marino y pasaba 6 meses en tierra y 6 meses en el mar. Cuando estaba en tierra, nos contaba historias sobre todo lo que había visto en el transcurso de sus viajes. Y nos dejaba los libros de su biblioteca fabulosa, en la que los piratas, los capitanes con mala conciencia campaban a sus anchas.

El mundo era grande, pero también era fascinante. Creo que su lugar de predilección era África. Sé que estuvo en Senegal, y en Nigeria y que navegó por el río Congo en ese martirizado país. El río era oscuro y tenebroso. Como el corazón humano. Sus historias tenían esa parte de leyenda, que se vuelven míticas. Exploradores que se llevaban la bañera , misioneros perdidos , reinos poderosos.. Germán hablaba de todas esas historias y más.

Decía que los marinos se guiaban por las estrellas, que el mapa del cielo no tenía ningún secreto para ellos. Nos hablaba de la tierra roja de África y de las caravanas, de los corsarios y los filibusteros, de las noches sin luna del norte, de las auroras boreales y nos animaba a viajar, a leer y a explorar.

Pero lo que más le apasionaba era la literatura. Leía muchísimo cuando estaba en tierra. El mar estaba presente en todos los aspectos de su vida, tanto en su trabajo como en sus lecturas.

Su vida era un viaje constante. Un viaje allende los mares, más allá de los océanos del tiempo. Un viaje que solo la muerte pudo parar, dejándonos huérfanos de sus increíbles historias, que ya forman parte de la leyenda familiar.

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