Cuando uno es pequeño su primer vicio es el televisor y los dibujos de moda. Con el tiempo van eligiendo a su super héroe favorito. Creo que lo elegimos al ver sus habilidades, simpatía y alguna cualidad que resulte familiar para nosotros.

A los 8 años empecé con mi inclinación por los animes como Sailor Moon, Sakura Card Captor y Slayer. Cada uno de ellos ha marcado mi personalidad y al mismo tiempo me ha permitido formar a mi héroe de carne y hueso; ese que no desaparece con el tiempo, que no es herido a muerte, ese que no pertenece a capítulos estructurados, ese que vive el día a día en tu mismo mundo.

Pero como todo en la vida tienes que ir descubriéndolo conforme pasa el tiempo, conforme vas creciendo y aprendiendo a valorar esos pequeños detalles o ese regalo que Dios con su sutil gentileza te da sin envolverlo.

A finales de los 90´s partió de este mundo la primera persona que he amado más de lo que puedo describir, más de lo que puedo calcular y más de lo que puedo entender. Su partida fue impactante, abrupta e incomprensible para mí en ese momento. Sentí como una pequeña grieta aparecía en mi joven corazón. Una niña de tan solo 6 años con ideas tan irracionales, guardando un dolor tan grande que ni ella misma lograba comprender y mucho menos aliviar. Una pequeña que noche tras noche lloraba por cuánto lo extrañaba, por cuán perdida se sentía sin su guía e instrucción, y que se forjo el pensamiento de lo insignificante que es la vida.

Los siguientes años fueron una búsqueda para reemplazar ese vacío, una forma de reparar esa grieta. Mi padre rápidamente fue el reemplazo más sensato y factible. Aprendí mucho de él, día tras día, experiencia tras experiencia, año tras año, derrota tras derrota… Tuve una niñez difícil, pero él logro que sintiera un poco de alivio de ese dolor que cada noche volvía a mi antes de dormir, como si fuera mi ritual para poder conciliar el sueño. Sin embargo, este personaje principal de mi historia, tal cual los personajes de mis animes tenían su pequeño acto de antagonista, metiéndose en líos y malogrando algo de la historia que pudo haber sigo un cuento de hadas con final feliz. Algunos de estos actos lastimaron nuevamente mi corazón, mi alma, ampliaron la grieta unos cuantos centímetros.

Por ello tuve que darme a una nueva búsqueda de mi super héroe. El nuevo personaje en aparecer fue un chico que conocía desde que tengo memoria, pero con quién no había interactuado mucho; a pesar de ello, tenía fuertes sentimientos hacia él.Los cuales nunca desaparecieron, a veces lo escondía en un rincón de mi corazón y se quedaba ahí muy obediente a mi determinación; otras veces simplemente se rebelaba y lo sentía a flor de piel instándome a acercarme a él, encontrar algún motivo o excusa para interactuar y eliminar esa muralla que uno o ambos construimos. Con el paso del tiempo me acostumbré a eso sentimiento y aprendí a sobrellevarlo. Conforme fui creciendo hice otras amistades, me ilusione de otros chicos de los cuales me interese hasta sentirme enamorada de ellos también, y quizá realmente lo estaba, quizá si los quería, aunque nunca lo suficiente.Al mismo tiempo que me enamoraba, ilusionaba, vivía mi “momento” de felicidad luego me desilusionaba, lo superaba y volvía a iniciar el ciclo. De pronto fue tomando importancia alguien que estuvo ahí para mí desde siempre. Mi super héroe que aún no descubría.Empezó compartiendo conmigo alguno de sus pasatiempos, instruyéndome en buena música, literatura, series, entretenimiento, cualidades,etc. Con el tiempo y la confianza que iba ganándose fueron apareciendo sobrenombres, cada uno de ellos más creativo que el anterior y de tan buen gusto que dibujaban una sonrisa en mi rostro cada primera vez que los escuchaba, los trasmitía y repetía entre mis amigos y familia.

Al iniciar mi época universitaria, tuvo otra importante intervención mi super héroe. Esta vez, tal como mi padre en su momento, tuvo su acto de antagonista. Sentía tanta envidia de él, dolía verlo feliz mientras que mi grieta solo iba ampliándose y ampliándose, haciéndome tan infeliz como mi corazón lo soportara. Por momentos era el villano de mi historia, el más vil traidor.

En el 2013 sentí como mi corazón estaba agrietado y moribundo, ya casi no había vida contenía en mí. Fue cuando quise aplicar un poco de la forma de vida de mi super héroe. Decidí dejar todo y buscar mi camino, ese derrotero que alguna vez había diseñado, pero perdí al crecer. Tuve la oportunidad de viajar, de reiniciar mi vida por así decirlo, sin embargo, mi corazón seguía muriendo y tuve que volver a casa. El 2015 fue el año más difícil de mi vida, descubrí que el sufrimiento acumulado en mi alma tenía un por qué y lo más importante tenía una cura. Luego de este descubrimiento, super héroe no solo tomó protagonismo sino se ganó mi favoritismo.

El año pasado él no solo se hizo cargo económicamente de mí, sino también de mi salud mental y física. Se volvió un confidente, un amigo…porque él es MI HERMANO, MI SUPER HÉROE. Él seguía viviendo su vida, pero ahora yo era importante para él. Continuó enseñándome de música, literatura, entretenimiento, vida sana y sobre la felicidad.

Me he peleado con mi super héroe con motivo o sin él, de manera apropiada e incorrecta; he sido malagradecida y egoísta por momentos, pero la magia de su amor inefable me une a él, me vuelve a rescatar y a enseñar. Me perdona y vuelve a querer. Y lo más importante no desaparece de mi vida al final de la serie. Se queda y quedará conmigo hasta el final de nuestra historia.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS