En la comunidad de Zocoteaca, distrito de Putla, estado de Oaxaca, del País de México, un lugar lleno de alegría con frutas tropicales de ambiente caluroso, viven familias muy dedicados al campo en la siembra del maíz, frijol, papaya, naranjos, limones, mangos, etc.

Una de las familias de esta hermosa población, quienes tenían una casa habitación de dos plantas, distribuida en la planta baja de un comedor, cocina, sala y el cuarto de los padres de la familia. En la planta alta cuartos de sus 4 hijos.

El papa se llama Juan, la mama se llama María; los hijos: Pedro de 14 años de edad, Anacleto de 11 años de edad, Mirna de 9 años de edad y Eloy de 6 años de edad. De apellido Pérez.

Pues resulta, que en cierta ocasión en tiempo de la siembra del maíz y del frijol, también de la limpia culmina los días de clases, Don Juan le dice a Pedro, el hijo mayor, que al día siguiente sábado tenían que ir a la chapona de la milpa, que tratara de descansar.

Pero resulta que en ese mismo día, había un baile debido a una boda, motivo por el cual Pedro quería ir, pero bien sabía que no le iban a conceder permiso. Así que planeo en escaparse para asistir. Como a las 8 de la noche dio las buenas noches a sus padres y subió con sus hermanos a descansar. A las 9 de la noche, salió por la ventana y se dirigió a disfrutar del baile con la muchachada. Don Juan como es su costumbre, siempre preocupado por sus hijos, subió a las 12 de la noche para ver si estaban todos descansando pero se dio cuenta que Pedro no obedeció, así, regresó con doña María y le dijo que le preparara los tacos temprano, cosa que la señora ya sabía la hora que tenía que preparar los tacos. Mientras, Pedro, baile y baile hasta culminar el baile, todavía esperó que juntaran las bocinas, entarimado del grupo mientras charlaba con los amigos.

De regreso a su casa escaló por la pared hasta entrar por la ventana y llegando a la cama checó en su reloj que era a las 3:15 de la mañana. Se acostó pero tan presto cerró los ojos, toc, toc, toc, tocaron su puerta. Pues quien más era, pues su papa que ya iban a dar salida al monte.

Pedro sorprendido, contesto que en breve ya estaba listo. Se paró y no daba credibilidad porque eran a las 3:30 porque comúnmente salían a las 5 de la mañana o muy tarde, a las 5:30 de la mañana. El chiste es que, hasta los tacos ya estaban preparados. Salió, igual, los caballos ya ensillados y se dirigieron a la siembra, llegaron oscuro e iniciaron a chaponar. Amaneció, avanzo el sol ya a las 10 de la mañana, ya no aguantaba el sueño, sentía Pedro que el machete era una semejante piedra. El sueño lo hacía imaginar curándose de la cruda con los amigos. A las 12 sentía mareo, a la 1 de la tarde a comer pero no probó ningún bocado por el sueño, el cansancio. Afiló el machete pero tardó porque no tenía ni fuerza para sacarle filo entre hierro y piedra. Nuevamente a chaponar y así, hasta que cantaron los grillos y entró la noche, como a las 7:30 entonces dijo Don Juan, que tenían que regresar a casa. Se montó y regresó durmiendo montado aunque en el camino de repente despertaba porque sentía que se ladeaba.

Llegando a casa ya no cenó sino directo a la cama fue a dar. Al día siguiente reflexionó que hizo mal en desobedecer a su papa, y se propuso a no volver hacerlo, lo bueno es que era domingo….

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