Yo Fui La Oveja Negra

Yo Fui La Oveja Negra

Muchos dicen que lo tienen difícil en cuanto a familia. Pero eso es porque todavía no han conocido a la mía. Prácticamente es como si no existiera para ellos. Prácticamente como si no fuese nadie…

Mi hermana mayor Iris y mi hermano menor Juan siempre estaban con ellos mientras que en cambio, mis padres no solo pasan de mí sino que ni se preocupan de mi educación o mi salud. Eso, junto con los numerosos abusos escolares, me hicieron buscar el respeto a la fuerza.

Literalmente me ayudaba a descargar la ira que reprimía en casa. Era como si me hubiese liberado de una gran carga que llevaba portando mucho tiempo. De repente, mis padres estaban fijando-se en mí, pero de una forma distinta a como lo hacían con mis hermanos, con los ojos mezclando puro terror y absoluta decepción. Me llevaron a un establecimiento en el que me hacían terapia cada día, ayudándome a lidiar con mis problemas de ira y dejándome dormir en sus camas.

Unos 9 años después volví a casa, pero cuando llegué estaba abandonada, con una nota polvorienta colgada en la puerta que decía;

«Nos vamos para no volver»

«Eres una vergüenza como hijo y como persona en general»

«Cuando leas esto ya estaremos fuera del país y no te veremos nunca más»

«Nos vemos en el Infierno, Papá»

Aquella noche la pasé en la calle. Mientras pasaba al lado de un bar, unos chicos que conocí en el colegio me vieron, se acercaron a mí y me dieron una brutal paliza. No hagas lo mismo que hice yo. No sufras lo que yo sufrí. No seas la oveja negra.

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