Crónica de un hermoso viaje por Canadá.

Crónica de un hermoso viaje por Canadá.

Sara Perez

06/09/2016

Todo se acomodó para que fuéramos a Canadá cuatro
alegres mexicanos, tres generaciones de un mismo linaje, mi madre, mi hermana,
mi hijo y yo.

Llegamos a estas tierras en Agosto 2010, fuimos
de los últimos en documentar nuestras maletas, lo cual no estuvo tan mal pues fueron de las primeras en salir del aeropuerto. Llegamos a Montreal a las 7 de la mañana, todo salió viento en popa.

En él nos platicaron de la ciudad subterránea, y nos fuimos a explorar. ¡Qué sorpresa! un lugar del mundo donde viven en un mundo subterráneo para seguir con la vida cotidiana cuando hay bajas temperaturas, llegan a ser de ¡menos 30 grados

Por la noche nuestro guía, nos visitó y dio los documentos para empezar el viaje el día siguiente: teníamos que estar listos a las 8.30: de la mañana.

Conocimos a nuestros primeros compañeros de viaje Marian y Alberto, un lindo matrimonio de España, que venía festejando sus 25 años de casados. Salimos camino a Toronto, en el camino llegamos a Kingston,
para hacer un crucero por las 1000 islas que resultaron ser 1864 o algo así. Con lluvia y todo, fuimos y veríamos preciosas casa. Nos platicaron de los indios Iracu que vivían en la región, de cómo la reina de Inglaterra los llevo a su reino y lo inmortalizo en un cuadro, y creyeron que ellos respetarían sus
tierras, pero entre las guerras, franceses, ingleses, americanos, los
perdedores del territorio fueron ellos.

Desayunamos en el hotel, delicioso el buffet, una combinación de buffet americano y el europeo, había

carnes frías como el buffet en Europa, y lo clásico de los buffet en Estados
Unidos, huevos, salchichas y cereales. Pero eso sí, los hot cakes y waffles con MUCHISIMA MIEL DE MAPLE, eso es algo que nunca antes había visto: son ¡los mayores productores de Maple del Mundo!

Toronto es muy bonito, muy limpio, los edificios combinan lo antiguo con
lo moderno, como la Antigua y nueva Alcaldía, el Parlamento de Ontario, el
barrio bohemio de Yorkville, el Centro Comercial Eaton, y un alto en el barrio de la Destilería.

Nos divertimos recolectando hojas de Maple, fue una mañana muy linda, ya

para entonces conocíamos a todos los miembros del grupo ElKides, Marian,
Alberto, José, Izy, y nuestra familia. Ese día nos enteramos que recorreríamos
en total 3,300 km… ¡Wow!

Nos fuimos hacia las cataratas de
Niágara. Fue majestuoso ir, después de tantos años de soñar con esta visita. A
la llegada fue impactante ver las cataratas, que emoción… Fuimos en un
barquito maid of the mist, donde te subes para ir justo ahí, a las cataratas,
sentías una energía mágica, impactante, algo que solo puedo describir como UNA MARAVILLA MAS DE DIOS. Sentí la energía y ore y di gracias, ¡fue maravilloso!!!

Nos fuimos en un ferry que salía justo al lado del hotel para ir a una isla de Toronto, caminamos y vimos lugares muy lindos. Por primera vez en mi vida vi un árbol con moras, es lo lindo de viajar y conocer nuevos mundos, sorprenderte con lo cotidiano.

Mami se preguntaba por qué el guía nos hacía caminar tanto que a dónde íbamos, y nos reíamos, pues le comentamos que íbamos en un viaje de ecoturismo o sea hay que caminar…

Eso si la vista de los rascacielos del centro de Toronto fue espectacular…

St-Jacob, es una región de granjas de la comunidad Amish (Mennonitas), que impresión ver a los Mennonitas en carretas. La verdad me cuestiono mucho la validez de sus creencias, por una parte sé que la modernidad a veces nos lleva por caminos muy estresantes, pero también no hacer uso de ello de manera deliberada me parece injusto para las nuevas generaciones. Aunque los respeto y de admiración, yo de plano no podría vivir de esta manera. Era como regresar al pasado. Me sentía en la tierra de los pioneros.

Blue Mountain, en la cima de la colina, admiramos una vista

espectacular, nos subimos en el funicular, fue hermoso. ¡Nos divertimos como enanos en la silla del gigante!!! Es un centro turístico chiquitito, solo son algunas calles con tiendas y restaurantes, y es como una estación de esquí, solo estuvimos para pasar la noche, encontramos la silla del gigante, ¡fue genial!

El Parque Algonquin: ¿Cuánto verde por doquier?, ¡cuánta maravilla! Hicimos un descanso en lugar donde comimos y

aprovechamos a ver una pequeña muestra grafica de los animales de la región y sobre la fauna y flora de este legendario parque. El Museo de los Leñadores, me encanto, había cabañas con camas y hasta me senté en una para ver que chiquita era, había maquinaria, muestras graficas de como ayudaban los caballos, los barcos, ir de vuelta al pasado para entender su vida. El paisaje, ¡genial!

Llegamos a Ottawa, una bella y limpia ciudad, donde lo moderno y lo

antiguo se reúnen. Fuimos al cambio de guardia, me recordó un poco
a Inglaterra, hubiera querido estar más cerca de los soldados. El Canal Rideau es como si fuera una avenida dentro de Ottawa, pero de agua, con barcos.

Lo mejor del día fue la visita al Museo de la Civilización, me encanto

su manera de exponer el conocimiento. Eran salas interactivas de la civilización de Canadá, de los indígenas, de los hombres y mujeres de orígenes indígenas que han destacado en el Canadá de la modernidad, y por último la de Japón. Salas llenas de conocimiento, llenas de vivencias de hombres y mujeres a través de los tiempos. Qué bonita ciudad.

Gracias a Dios que la globalización no ha destruido los orígenes

de los pueblos, aunque cada vez nos parecemos más, seguimos teniendo toques característicos de cada pueblo. Son fanática de los origines de los pueblos, desde entonces canto la canción Je me souviens que canta Lara Fabian:

“L’impression d’être entrée au jardin de la paix

Je n’oublie rien de rien

Et je reviens”

¡Qué maravilla es viajar! Valorar lo que tienes y soñar con lo que
puedes conquistar.

¡Gracias Canada!

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