En el Norte.
Y aqui estoy por fín, en este mágico lugar que en verano los días son eternos con sol a media noche y el invierno es total oscuridad.
Hoy acompañé en un recorrido por el museo de Hammerfest, al norte de Noruega, a un grupo de turistas alemanes mayores.
En un salón, proyectan una pelicula, que cuenta una historia.
Me senté con ellos dispuesta a sentir sus emociones, ya que no tenia idea de lo que hablaban.
El film empieza, con una celebración, todos sonrien, buscan algo para brindar y entre cantos y risas bañan un perrito.
Es el fin de la guerra, todos están felices.
Los turistas a mi alrededor sonrien.
Luego empieza una escena de guerra, ametralladoras, fusilamientos y bombardeos sobre la ciudad.
Las personas se asombran
Sigue un discurso de Hitler (como es en alemán, Uds saben que entendí perfectamente) 🙂
Y todos en la sala se sobresaltan, se mueven con incomodidad, veo rostros angustiados y en algunas personas lágrimas.
Salimos del salón y todos van con la cabeza baja.
Voy a la recepción del museo y pregunto por un texto que explique la película en español.
Me cuentan que al final de la guerra, los habitantes fueron forzados a refugiarse en cuevas, en ese frio invierno de 1945, todo el pueblo fue bombardeado, Hammerfest en la provincia de Finnmark, fue territorio de guerra, por estar cerca a la frontera con Finlandia, Suecia y sobre todo con Rusia.
La última orden de Hitler al finalizar la segunda guerra mundial, fue bombardear todo el territorio, aunque ya se habia rendido
Y pienso, los gestos, emociones y sentimientos, son un lenguaje universal. Solo las palabras estructuradas en discursos, e idiomas nos separan.
La temperatura de hoy es 8ºC. Miro al fondo y el mar se confunde con el firmamento. Llueve levemente, veo desde el balcón a niños y niñas de la guardería del frente, jugar tranquilos afuera. Eso si, muy bien abrigados.
En Noruega, tanto hombres como mujeres se encargan de cuidar a los niños, se preparan igualmente para estas labores, es bonito ver a un hombre alto y fornido, llevarlos de la mano, cambiarles pañales, darles de comer.
La llegada a la aventura.
Empecé estas vacaciones, desde la cintura de la tierra, hasta la punta; de arriba o de abajo según se sitúen.
Llegué a Madrid, cuyo nombre se deriva del madroño (no tenía ni idea).
Me esperan en el aeropuerto, Clara e Iván, mis queridos amigos españoles, con un interesante itinerario.
Bajo del avión y partimos con rumbo a Segovía. Con sus murallas y su hermoso acueducto Romano, el imponente Alcázar de Segovia, que se alza sobre un cerro y la Catedral Santa María de estilo gótico.
Paseamos por los jardines y conocí la interesante historia de la Reina Isabel, la Católica. Historia contada desde el enfoque español, que capturó mi interés.
Fín del primer día en el viejo continente.
Recorrer durante 4 dias Madrid, y cuando digo esto es de verdad caminar , caminar y caminar… jajaja
claro que, con una excelente y amena compañía, el caminar se hace divertido.
Aprender a movilizarme en metro, ubicar los mapas en las estaciones, para no perder la ruta. Salir a recorrer sus grandes calles, sentarnos en una banca debajo de un árbol a recibir su sombra (Madrid en verano es súper caliente), y escuchar la historia de la Baronesa, olvidé el nombre, en el paseo Prado Recoletos, que se encadenó a un árbol para evitar la tala de la arboleda que hay al lado y lado de la avenida. (mientras me pregunto: cómo sería caminar por allí, en verano, sin la sombra de sus árboles?) y que además impidió que esto ocurriera, cuando amenaza con llevarse sus obra de arte a otro pais; mientras nos refrescábamos con el termo que habíamos llevado con agua congelada que ya se había derretido.
Visitar sitios turísticos, museos (7 horas en el Prado) y a la vez escuchar la historia de España, relatada por mi gran amiga; es algo que quedo grabado dentro de mi.
Pero la visita llega a su fÍn.
Emociones encontradas. Vuelo a Bruselas a encontrarme con mi hija.
Escucho que anuncian que estamos próximos a aterrizar en el aeropuerto de Bruselas, capital de Bélgica y de Europa, nueva ciudad, nuevo idioma.
Veo por la ventanilla una gran pradera con diseños geométricos en verde y café (con leche).
Reclamo equipaje y salgo a buscar el lugar de encuentro con mi hija, que acaba de llegar de Oslo; y nos vemos.
Nos buscan una linda pareja, ella paisa y él Belga. Mas abrazos y alegría. Nos llevan a recorrer esta ciudad tranquila, a tomar el mejor chocolate y las mejores cervezas, y a comer en un restaurante de comida africana, mientras nos cuentan las historias de los sitios de interés, en español, es algo fantástico.
Vamos a Brujas, Bruggeen en Flamenco y Bruges en Francés, en la región Flamenca de Belgica. Su nombre proviene del noruego bryggia que significa puente, muelle y como posee tantos puentes y canales es llamada también la Venecia del norte.
Navegamos por sus canales y conocemos su hermosa arquitectura medieval;
patrimonio histórico de la humanidad.
Despedirnos y partir rumbo a Paris, por tierra en compañía de mi hija.
Conoci París con excelente compañía, busqué la historia de los 3 Mosqueteros, recorrí los lugares donde ocurre la historia y no hallé referencia de ellos.
Después de esa mágica ciudad, volamos a Oslo, donde nos espera el suegro de mi hija, me recibe con la frase «Bienvenida a Noruega», aprendida para la ocasión. Nos lleva a su casa en Sandefjord, donde me reciben con «mi casa es tu casa», con acento americano.
La bella familia del esposo de mi hija, se dedica a enseñarme el sur del pais, con sus bellos paisajes, museos, construcciones antiquísimas y relatos vikingos.
Y ahora, rumbo al norte, 4 horas de avión y 2 horas por tierra.
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