DEL CAMPO A LA CAPITAL

Maribel nació en Valdesaz, una pequeña aldea perdida en un valle, rodeada de montes y manantiales. La gente del pueblo decía que su madre la había encontrado en una mata de lentejas porque nació en el mes de julio. Su padre le regaló a su madre una radio Marconi que le puso banda sonora a su vida. La primera canción que recuerda es María Isabel de «Los payos» que se la cantaba su padre cuando era pequeña.

A la única abuela que conoció es a su abuela materna que se llamaba Wenceslaa. Vestía toda de negro con un faldón hasta los pies y un pañuelo en la cabeza. Tenía el pelo gris. Llevaba una larga trenza recogida en un moño.

Descubrió que su abuela no llevaba bragas un día que subieron al montecillo, separó las piernas y se puso a orinar sin bajarse las bragas.

El mejor recuerdo que tiene de ella es que la llevaba a coger moras. Venían con un cubo lleno para comérselas. Ahora cuando va a su pueblo natal en el mes de septiembre y ve las moras maduras, se acuerda de su abuela.

En Mayo, cuando tenía 7 años, hizo la Primera Comunión porque ya se sabía el catecismo. El cura, don Ricardo, iba a prepararlas a la escuela. Decía que Maribel iba a leer en la ceremonia pero, finalmente, no leyó nada. Era la menor de las tres. La Esther se sonó los mocos con el pañuelo del traje. Invitaron a toda la familia y amigos a comer en su casa. La madre del cura ayudó a su madre a preparar la comida. Su abuela decía que para qué tantos preparativos para una niña tan pequeña.

En Junio iba por la calzada, junto al río, con su amiga Almudena. Las campanas de la iglesia empezaron a tañer. «Mi abuela» -exclamó. Y echó a correr. Supuso que era su abuela que había fallecido.

Aunque era muy pequeña, la dejaron verla. Tenía unas tijeras abiertas encima del pecho. Después se enteró de que era para que no se hinchara el cadáver. Parece que esperó a que hiciera la comunión antes de morirse.

El 7 de octubre, Maribel emigró con sus padres y su hermano a Madrid en el camión de Los Pepitos que era de la tienda de Brihuega donde compraron los muebles, como Tom Joad y su familia en «Las uvas de la ira», en busca de una vida más próspera y fue del revés, sus vidas se truncaron al venir a Madrid.

Su madre no quería poner cortinas en el comedor porque se quería volver al pueblo. Comenzó a ir al colegio República de Colombia con sus primos. Tenían que atravesar todos los días Pan Bendito que es un gheto de gitanos. Recuerda que un día unos gitanos le pidieron el yoyó super a su primo. Su hermana tiró del yoyó y los gitanos se quedaron con la cuerda en la mano, gritó: -Corred.

Y salieron todos corriendo.

Su padre comenzó a trabajar como curtidor de pieles en una fábrica de su barrio, Carabanchel. Los tintes de las pieles y la contaminación de Madrid le afectaron a la garganta y enfermó. El médico no quería darle la baja. Le dijo que si le daba la baja se la tenía que dar a medio Madrid.

-Nos deja usted en la calle -le dijo su madre.

-Su mujer que no vuelva por aquí -le dijo el médico.

Como no habían vendido las tierras, su padre se fue al pueblo y le dijo a su madre:

-Tú quédate en Madrid con los chicos.

Cuando Maribel tenía 13 años, su hermano mayor cayó enfermo por el aceite de colza. Estuvo 15 días aislado en La Paz porque al principio no sabían de que se trataba y pensaban que era contagioso. Lo tenían que ver a través de los cristales. Pensaban que se contagiaba a través de los pájaros o de las verduras, hasta que, finalmente, descubrieron que se debía al consumo de aceite de colza desnaturalizado.

A los 18 años Maribel comenzó a estudiar Periodismo en la Universidad Complutense. Allí conoció a Manuel, un malagueño, alto, delgado, con gafas de concha negra y barba del que se enamoró perdidamente pero éste no la correspondió. Prefirió a otra compañera de la clase.

En cuarto curso, durante los exámenes finales de Junio, Maribel pensaba que Manuel se iba a ir a su pueblo porque se matriculó de 4º y 5º a la vez, y no lo iba a volver a ver. Estaba trastornada. Estaba en la biblioteca estudiando con sus compañeras y no paraba de entrar y salir para ver si lo veía venir.

El día anterior al examen de Historia del Periodismo en vez de irse a su casa a estudiar, se fue al colegio mayor San Juan Evangelista a preguntar a Javier, amigo de Manuel, el teléfono y la dirección de éste porque tenía que decirle algo importante.

Lo telefoneó desde una cabina y le dijo que si la invitaba a comer que tenía que hablar con él.

Vivía con dos amigos: Néstor y Orlando. Le dieron un puré de calabacín y unas miniempanadillas que había cocinado Néstor. Le hicieron una manzanilla. Manuel le dijo: -Vamos a tomar un café que seguro que te sienta bien y hablamos en privado.

Cuando estaban en el bar, le preguntó que qué significaba Azucena para él. Entonces él le dijo que Azucena era su mujer. Se le vino el mundo encima y comenzó a delirar. Le dijo que le había sustituido por un compañero del instituto que era igual que él. Le gustaba dibujar y la poesía.

-Búscalo. Ese es tu hombre. Ahora vete a tu casa a estudiar.

Se fue a casa y estuvo toda la noche sentada en la cama, leyendo los apuntes, sin concentrarse. Al día siguiente, en vez de ir a hacer el examen, se fue a buscar a Pedro a Carabanchel Alto.

Éste le dijo que se había casado e iba a tener un hijo.