Mi mejor empleo. de zulma Cabrera

Mi mejor empleo. de zulma Cabrera

lorena palleiro

16/06/2016

Hace varios años atrás, al ingresar en el M.S.P., conocí una persona a la cual llegué a admirar mucho al conocer su trayectoria y luego su historia de vida.

La compañera era directora de departamento, de porte muy circunspecto, pero te dabas cuenta a la legua, que bajo ese aspecto que infundia miedo y respeto, existía alguien lleno de ternura y con una gran responsabilidad y apego por su labor. Su estudio emprendimiento y el tiempo que le tocó vivir en ese período tan difícil que a todos nos dejó una marca (de facto), no le impidieron llegar a dar lo mejor de si misma, ascendiendo de a poco hasta completar su carrera Administrativa y acceder al cargo.

Todos los compañeros que estuvieron bajo su dirección tenían el privilegio de contar con una madraza, que además de protegerte, rezongaba fuerte si no cumplías las funciones o si llegabas a beber de su taza, únicos motivos que la llegaban a sacar de su habitual buen humor.

Se cuenta que un día llegó a la oficina y un compañero que no encontró un vaso donde servirse agua, no tuvo mejor idea que la de tomar su taza, al verlo, se indignó tanto que terminó estrellándola en el piso. Se hizo un gran silencio, pero como si nada hubiese pasado todo regresó a la normalidad en un día más pleno de cordialidad y de eso tan especial que califica una oficina y se traduce en el compañerismo, ese del bueno que se define cada día  haciendo que tu semejante sea el que te contiene en tus problemas, el que te ayuda con el volumen de trabajo y el que te hace reír cuando el sol de la sonrisa se va apagando tras la nube de dolor.

Cuantas cosas valiosas aportó su persona al Servicio, transmitiendo sus conocimientos y su sutil forma de desenvolverse en su función.

Al pasar un buen tiempo, pude conocerla más de cerca; la vida a veces te pone al lado de quien necesitas para darte cuenta de lo equivocada que estás al considerarte desafortunada y sentirte desconforme con el trabajo, todas esas cosas que a veces son el agobio de una gran parte de los funcionarios públicos. Allí me di cuenta de que su vida no fue nada fácil, pero que luchó mucho por estudiar, sacar adelante su familia y no paró de trabajar para así seguir adelante y poder aspirar a tener algo diferente para hacer frente a la vida.

Así concluyó, primero al lado de sus padres, luego en la lucha diaria por criar dignamente sus hijos y transformarlos en personas de bien, cosa tan singular y que hoy día lamentablemente se va perdiendo de vista en nuestra sociedad.

Actualmente, hace años que está jubilada, pero aún todos los compañeros que la conocen me preguntan por ella, haciendo siempre referencia a «Aquellos tiempos» y cuando la veo y le comunico sus mensajes, queda con la mirada en el recuerdo de tiempos que la llenaron de felicidad.

Continúa luchando, porque está muy enferma y cada día de vida es un logro, un no bajar los brazos, ante el desaliento del dolor, impartiendo amor a sus hijos y nietos. Hoy compartimos vivencias, alegría, dolor, pero por sobre todas las cosas yo me siento honrada de conocerla y poder nadar en el mar de su ejemplo.Ministerio_de_Salud_Publica.jpg

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