Hilos Invisibles

Esa semana todo había sido tensión, en el noticiero sólo se respiraba un desasosiego inmenso. El cambio de gobierno generaba pánico entre los altos mandos del canal.

Suena el teléfono y Gabriel contestó, al otro lado estaba la voz del Señor Gobernador:

 – Buenos días Gabriel ¿como anda todo?

– Señor Gobernador, un gusto escucharlo, buenos días.

Gabriel, sintió que esa llamada la estaba esperando desde que Eliecer fue nombrado como Gobernador.

– Mira te llamo por que necesito me apoyes con el noticiero, quiero que muestre mis obras, los adelantos que vaya teniendo mi gobierno, ya tu sabes. 

Gabriel se sintió intimidado sabía que se avecinaba la nueva licitación en la que se adjudicaría un nuevo noticiero y todo estaba en juego, no tenía más que hacer sino jugar las cartas que le proponían.

–  Por supuesto señor Gobernador que así será, no se preocupe usted.

–  Perfecto Gabriel, quedo muy pendiente, tu sabes que tienes que afilar al director.

Gabriel, quedó pensativo. Llamó al director del noticiero.

-hombre Nacho, estoy muy preocupado, acabo de recibir la llamada del señor Gobernador, me dice que solicita que el noticiero esté pendiente de él, para mostrar los avances de su gobierno, pienso que más que una llamada protocolaria, es una sentencia, ¡una amenaza!

Nacho no esperaba que se atreviera a tanto. La imparcialidad del Canal y del noticiero no se podían ver manipulados por ningún gobernante de turno.

–  Pues Señor, yo no estoy dispuesto a someterme a ese juego, mientras que el noticiero conserve su manual de estilo y esté fiel a sus principios, no tenemos nada que temer, además en el momento que sea noticia o se justifique sacar al aire una nota de él, no tendré ningún problema en hacerlo. Pero convertirnos en un noticiero a merced de nuestro gobernante para mostrar e informar sus intereses políticos no me parece ético.

–  Nosotros emitimos por un canal del estado pero pertenecemos a una empresa privada, cuyo objetivo es cumplir con la pluralidad de contenidos. Además tu sabes que  nosotros no apoyamos la candidatura de Eliecer y creo que nos va a pasar factura de cobro.

Nacho caminaba lento de un lado a otro, apagó su cigarrillo y se sentó en la silla que acostumbraba a sentarse siempre. Ambos quedaron sumidos en un mutismo absoluto, se sentía un ambiente tenso, en su interior sabía que asistía a lo que parecía inminente. Luego exclamó:

 – nuestro noticiero se ha centrado en cuestiones tan elementales como la de destacar las voces de todos los sectores involucrados en una noticia, sin que predomine ninguna, incluida la del gobierno.

Las  mediciones de audiencia que minuto a minuto registramos, obedecen a los más altos rating de sintonía, nos hemos convertido en el Noticiero número 1.

– Yo sé Nacho, cuando se fundó este Noticiero, nuestro objetivo fue restringir o incluso impedir que los poderes del Estado participaran de los contenidos; Pero tu sabes más que nadie que estos tiempos son turbulentos y el noticiero se sostiene con la pauta publicitaria, en su gran mayoría pauta de la Gobernación así que nos tocará tomar medidas.

–  ¿Tomar medidas? ¿A que te refieres exactamente con tomar medidas?

–  Tu sabes Nacho, ¡no podemos tirar por la borda 20 años de trabajo!

–  Pero si podemos tirar por la borda nuestra independencia, nuestros principios, eso…  ¡jamás se negocia!

Nacho estaba bastante exaltado, se llevaba la mano al pelo como queriendo descifrar entre líneas qué era lo que realmente quería el gerente del noticiero. Encendió otro cigarrillo, se puso de pie y comenzó a caminar de lado a lado.

–  Gabriel, tú más que nadie conoce que el gobernador es, sin lugar a dudas, un personaje polémico. Sobre el mandatario pesan sospechas de corrupción administrativa. Tú lo sabes perfectamente.

–  Es cierto, pero también es cierto que sigue gozando de inmunidad y parece permanecer aislado frente al aluvión de críticas sobre su gestión. Y por si fuera poco, de él depende que todos sigamos con trabajo o nos vamos para la casa.

–  Nunca pensé estar discutiendo esto contigo. Es más, todavía no lo creo. En dónde queda la ética profesional, la objetividad, la imparcialidad de los medios de comunicación y la responsabilidad del periodista ante la comunidad que espera recibir una información transparente, equilibrada y honesta?

–  Mi querido Nacho esperemos a ver, solo quería ponerte al tanto de lo que sucede, es mejor que nos coja prevenidos. Las palabras son proyectiles; con su poder pueden ser defendidas las mejores… o las peores causas. Y es ahí donde tenemos que actuar nosotros a conveniencia también de nuestro negocio, porque independiente de todo lo que tú has dicho, que suena muy bonito, y además es verdad, no podemos desconocer que de esto vivimos. Lo que nos toca es seleccionar los temas, las imágenes, ponderar las principales ideas, silenciar otras, saber a qué horizontes apuntar, y mas importante aún, saber hasta dónde llegar.

Nacho, comienza a sudar, se nota tenso, descompuesto, enciende otro cigarrillo, se los fuma a medias y lo deja en el cenicero.

-¡Dios mío! yo he dedicado 20 años de mi vida al servicio del periodismo, y lo he ejercido con absoluta ética, me duele asistir a este momento en donde la única conclusión que  me queda es que según tú, la imparcialidad y la objetividad son mitos, espejismos.

–  Nacho, la Objetividad estimula una honrada búsqueda de la verdad de los hechos, pero definitivamente impone restricciones a dueños y directores.

Nacho dio un portazo, salió derrumbado. Se fue para su oficina a mirar por la ventana para divisar el horizonte, ése que se le ponía ante sus ojos y que todavía no lograba comprender.

Llevaba toda su vida trabajando en una empresa capitalista, que como tal, busca la más alta tasa de ganancia. De sus ojos brotaron unas lagrimas que salían de su corazón y que no podía contener. La información se había convertido en una mercancía.

 

 

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