Un plato. Un niño. Un día lluvioso bajo el cielo del Conurbano.
Un kiosquero baleó a un chorrito, dicen los diarios. Un asesino arrebatóle la vida a él, y la inocencia a sus hermanos.. ¿Su delito? querer comer.
Una mísera tira de pan, Por eso salió corriendo Carlos. No era su primera vez, pero Bartolo, el dueño del local, decidió que sería la última. No sabía que Carlos tenía tres hermanitos, que su papá estaba muerto, que su mamá fumaba una masa marrón con olor raro. No sabía que esa tira de pan, era para darle a un pibe que estaba llorando porque no comía hace dos días.
Por una tira de pan, que como mucho puede valer cincuenta pesos, un tipo disparó balas por luca y media.
OPINIONES Y COMENTARIOS