La noche transcurrio lenta y dolorosa entre el recuerdo y el desamparo, una de esas noches intermables de sueños extraños ni dormido ni despierto. Al final después de cinco o seis atisbos de párpados me obligué a levantarme aún pegada a la almohada y sin poder abrir los ojos del todo.
Con el peso de la noche y la obligacion de los quehaceres del nuevo dia en cuanto pude moverme me incorporé; a medio despertar doblé mi sabana intentando no despertar a nadie y me dirigí al baño, el olor acre proveniente de las tuberias terminó de despertarme, los ojos me ardian con la humedad y los vapores.
Necesitó bañarme, hay que calentar agua y limpiar, el jabón está lleno de manchas y pelusas, en los azulejos hay moho y shampoo que en su huida han quedado atrapados por el tiempo y el calor, la pasta de dientes se ha accidentado en el labavo yace aplastada y sin tapa, hay telarañas en la puerta y la ventana.
Me distraje y al final el agua se calentó demasiado asi que bajo despacio, sin hacer ruido, la casa aún huele a la noche anterior, intento descubrir en donde se descomponen los restos de comida mientras colecto envases, y otros souvenires no deseados, al llegar a la cocina; a la vista es un caos y para el olfato es peor que el baño, no hay forma de abrir la ventana sin que se cuele el aroma nocturno de la casa vecina y se mezcle con el mío la frustración y el repudio obstruyen mi garganta se que en algún lado debi equivocar el camino para que mi vida llegara a este preciso momento, intento no llorar y continuar pongo a hervir café y espero entre nauceas que al hervir suba el aroma. Se que los problemas y la mugre son parte de mi día a día y no me importa sin embargo en este momento llegué a mi límite, tal vez un cigarro me ayudaria, pero hace años que lo deje, la ropa sucia me amenaza desde un rincon.
Tengo hambre, entre temblores y ruidos mi estómago anuncia que está vacío, entre arcadas y ruidos saco harina y algunos ingredientes que mezclo apresuradamente y sin sentido al final han quedado mis manos llenas de una pasta de la que no puedo deshacerme. El recuerdo del dia de ayer y la falta de sueño me hacen volcar la taza y los ingredientes. He arruinado la levadura, los sentimientos se mezclan igual que la informe masa que cuelga de mis dedos.
No más, necesito escapar y no puedo, ya no sé como. Dejo todo en donde está.
Tal vez el agua caliente lo arregle y me dirijo nuevente a donde comencé, la habitacion y el baño.
Después de bañarme bajo lentamente a la cocina hago la limpieza como autonoma y el aroma del cafe llena el hogar; esta vez mido; cuatro puños de harina mis manos adoloridas se abren y cierran igual que mis sentidos, pongo los ingredientes en agua caliente el olor de la levadura sube y lo mezclo con todas las hierbas que encuentro, el olor me levanta el ánimo, pongo canela y piloncillo al cafe y sirvo otra taza, vierto la levadura y revuelvo, olvido el fracaso anterior incorporo, amaso, mis manos se abren y cierran dentro de la masa las saco y golpeo, mis brazos se resisten ante el dolor de mis musculos cansados, y vuelvo nuevamente a perdérme en la masa hasta que la suavidad me dice que esta lista y debe reposar, mientras termino mi café.
A veces creo que odio mi vida y mis errores me persiguen pero es mía y no tengo otra, se que siempre podré endulzar, amasar, hornear juntar las cosas amargas con las dulces y saladas, picantes o aromáticas, mezclar y olvidar.
Reviso la masa, la separo y le doy forma; tomo la anterior que ha quedado abandonada en una olla y con esmero y paciencia lo vuelvo a intentar pongo mas levadura, café, piloncillo y queso; algo amargo, algo dulce, algo rico y una parte de mi, le doy forma y horneo.
El aroma inunda mi pequeña casa, la cruda realidad se ha cocinado con el pan y llena el hogar, abro las ventanas, comparto mi día, el olor a pan recién horneado se filtra, es la hora del desayuno que marca un nuevo ciclo.
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