Un bote de harina se vuelca en una mesada de madera, el panadero lo junta le hace un hueco en el centro, pareciendo un volcán, con una jarra le agrega pequeñas cantidades de agua, y mezcla, sus dedos comienzan a engrudarse, pero no se detiene, sigue amasando, a medida que se mezcla la harina, logra una masa, que estira y enrolla, estira y enrolla una y otra vez, un puñado de harina en forma de lluvia cada tanto cae sobre esa masa informe para que no se pegue en la mesa, y asi una y otra vez , luego levanta la masa y la arroja con fuerza en la mesa, como si fuese una descarga emocional, se escucha el golpe seco del contacto de la masa con la tabla, nuevamente estira junta y golpéa, estira, junta y golpéa.
Deja a un costado la masa, la cubre con un paño, pasado un lapso de tiempo, saca el paño y la masa no se pegotea, la humedad habia desaparecido, comienza a separarla en bollos y a darles forma redonda y la estira con un palo dandole una forma similar a un disco; coloca los discos uno por uno en una bandeja.
El horno de barro esta a punto, coloca la bandeja con la masa, sin leudar tal cual se lo habian pedido, una vez cocinados, con una pala los retira del horno dejandolos enfriar; el pan Matzá ya esta terminado y listos para llevarlos al cliente.
Los pone en una canasta y dice al ayudante que los lleve al lugar indicado del monte Sión, llamado el Cenáculo, el ayudante se dirige al monte, llega al lugar donde recibe el pedido, el cliente le indica que lo siga y sube con la canasta a un segundo piso, le indican que coloque los panes sobre una larga mesa donde hay doce personas conversando, la vista del ayudante recorre la mesa. Hay una jarra con vino, una fuente con hierbas y otra con trozos de cordero.
El ayudante ve a una persona que le resulta conocida, esta sentado en el medio de los doce, es la misma que vió entrar en las puertas de Jerusalem montando un asno y al que el pueblo aclamaba arrojando ramas de laureles a su paso…esa persona mira al ayudante y le sonrie muy amable, el ayudante de la emocion no logra expresar palabra alguna, se acerca al hombre y le dice en voz baja.
-¡Dice mi patrón que estos matza son un obsequio señor!
El hombre de la túnica y delgada figura le responde.
-¡Dile a tu patrón que muchas gracias que rezare por el cuando me llegue el tiempo de partir!..
-¡ No entiendo señor! …¿ A que tiempo de partir se refiere?
-Yo si me entiendo- le contesta, seguidamente lo invita a retirarse
El hombre de la tunica se levanta, toma un pan y dirigiendose a sus invitados dice…¡Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás….Comed, que este es mi cuerpo!- y lo repartio entre los doce invitados.
Fin
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