El último beso -besos de película-

Los dos sabíamos que era el final, no volveríamos a vernos. La nostalgia invadió mi corazón, quise retener aquel instante en mi retina antes incluso de que ocurriera, deseé que aquel momento permaneciera para siempre. Como si fueran fotogramas de una película repasé una y otra vez aquellas imágenes en mi cabeza. Me acerqué a ti, cogí tus manos, no hacía falta decir nada, ambos sabíamos que era nuestro último momento, nuestros ojos se observaban con la intención de guardar en pequeños pedacitos en un rincón de la memoria aquellos sentimientos tan hermosos que teníamos el uno por el otro, pero también sabíamos que al igual que bellos eran efímeros.

Acariciaste mi rostro, mis manos se enredaron en tu pelo y nos besamos. El mundo se detuvo, ya no éramos tu y yo, era un nuevo ser, la conjunción de dos almas dando vida al milagro del amor, no existía nada más. Esperaban por ti, tu lo sabías, yo lo sabía, pero era nuestro momento. El tiempo se detuvo, nos dio esa tregua, perdí mis sentidos en tus brazos, la fragancia de tu piel y tu cabello invadieron el momento. No hicieron falta palabras, eran demasiado superfluas, no estarían a la altura de las circunstancias.

¿Por qué tiene que ser así?, los dos queríamos estar juntos, nos necesitábamos, pero también sabíamos que no era posible, que no funcionaría, que nuestro momento había pasado.

No supe encontrar la ocasión, lo decidiste tú, no tenía valentía para aquello. Apartaste nuestros cuerpos, mantuviste tu mano junto a la mía hasta el final, poco a poco tus dedos fueron separándose y desde tierra veía como el barco de mis sueños soltaba el amarre. Un pequeño paso más hacía atrás y nunca más volvería a sentirte. “Siempre te querré”, dijiste. No supe reaccionar, mis lágrimas lo hicieron por mi. Un último beso era lo que necesitaba, aunque fuera alargar la agonía. Volví a tomar tu mano, tiré de ella hacia mí para rozar tus labios con los míos y que el mundo desapareciera en aquel momento. Sentí tu cuerpo junto a mí por última vez, quise impregnarme de ti lo más que pude porque sería lo último que me quedaría.

Súbitamente te apartaste, diste media vuelta y fuiste directa a las escaleras de aquel avión, no volviste a mirarme. Quizá querrías que no viera tus lágrimas, que no descubriera el más profundo de tus sentimientos. Fuiste valiente, yo nunca hubiera conseguido marcharme, habría eternizado ese momento y solo nos hubiéramos hecho más daño.

No ha pasado mucho tiempo desde nuestra despedida y aún sigo sintiéndola como en aquel momento. Nunca imaginé enamorarme de ti, nunca pensé que sería de la persona más inadecuada, pero si algo he aprendido, si algo he podido reflexionar es que el amor nos eligió.