LA CARICIA PERDIDA

LA CARICIA PERDIDA

Martha Wandemberg

23/02/2021

LA CARICIA PERDIDA

¿Dónde escondiste la fe de antaño, el mar, la prisa, la dulce espera; dónde estabas que mi corazón ardiente no te encontraba?… En qué espacio de luz se escondía tu pelo claro y esos ojos tuyos, que irradiaban ternuras escondidas, como caracol en la arena, que abriga sus ansias para volverse al mar. Quién detuvo tus manos presurosas por enlazar las mías y volverse quietas de infinito bajo la luna callada, que habría sido cómplice de este inmenso amor?…

¿ Cómo engañar a la piel enternecida y suave, con aroma de miel y de canela, que vendrás apenas se despunte el alba, que soñaré despierta en febril estancia, con madrugada fina de sábanas de lino que cobijen los desvelos, que aprieten al placer sin gran premura, que griten a la luz sus íntimas pasiones. ¿ Cómo me vestiré de fiesta, con tacones de salón y traje largo, enlazado mi cabello con donaire, porque suelta ya estará tu locura y la mía, cual perfume que enamora a ese corazón de palpitar constante?…

¿Cuándo volverá a mi sendero, el galopar de tu mirada inquieta, mientras asoma en la distancia el derrotero, que habrá de señalar la senda por donde recorrer nuestro destino aventurero?. ¿Cuándo vas a precisar de mi tristeza, honda alborada en el campo abierto del profundo anhelo, de estar dormida entre tus brazos fuertes, mientras los míos son ligeros…? ¿ Qué historia habrás de inventar en la agonía de las tardes pintadas de azucenas, descalzas margaritas que añoran el amor y tu presencia?.

¿Porqué se ensaña este cielo azul cuando amanece?,  mientras el ruido de un motor acelerado invade el silencio tan sagrado, se encuentra entonces en el sol eterno, la caricia perdida que redime las lágrimas vertidas sin permiso en esta espera.  Extiendes tus manos sin premura, acercas tu aliento enamorado, a la boca entreabierta que conquistas, provocas cercanía que trasluce tu emoción y por fin y sin distancia los besos presentidos se vuelcan en suspiros, reflejan la constancia de un amor sin condición. Evocan los gemidos en aquel espacio nuestro, como bordados por luceros y capullos en flor.  Mintió entonces el alba que reclamó tu dulzura, pues estás aquí y ya nunca, podrás decirme adiós…!

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS