Hay muchas formas de dar o recibir un beso. No voy a mencionar las desesperantes ganas de volver a ese instante porque el pasado ya no se puede alterar. Pero con solo cerrar los ojos, recuerdo cada segundo de esa noche frente al mar.
Quién iba a imaginar que sería nuestro último beso, porque esa noche te besé hasta con el alma. Con esa sensación de que te perdería de nuevo, esta vez para siempre en esta vida, para que con suerte, pudiera buscarte en la próxima, o en la siguiente a esa.
En fin, esa noche tus ojos brillaban como nunca. Sentí que la brisa del mar acariciaba cada recoveco de mi ser y jugaba a enredarme entre los lunares de tu piel como nunca antes lo había hecho.
En mi interior algo me rompía en mil pedazos el corazón, sin lograr siquiera identificar el por qué de ese sentimiento. La tristeza me inundaba por completo, tanto así, que las lágrimas aparecieron en mis ojos deseosas de escapar tal cual un desbordado afluente.
Te besé cuánto pude y mucho más por las dudas. Intentando unirme a ti en medio de ese torbellino de sentimientos. Pero en mi mente, en mi corazón y en mi alma, no dejaba de sentir el fúnebre anuncio de un irremediable adiós.
Estoy segura de que también lo sentías. Y lo sé porque en tus abrazos no dejabas de apretarme contra tu pecho. Y simplemente, se sentía absurdo empezar a extrañar incluso antes de perdernos.
Por algún motivo que no logro explicar, rompiste el silencio diciendo: «Nos vemos mañana». Y yo sin entender lo que contestaba repliqué: «Quizás si…tal vez no…quién sabe lo que nos depara el destino…quién sabe si volveremos a vernos o tendré que buscarte en la próxima vida como lo hice en ésta, un poco tarde lo asumo y con tan poco tiempo». Luego de esto…el silencio.
Y fue entonces que levantaste mi mentón, sonreíste y sonreí, como consuelo. Y nuestras lágrimas se mezclaron, una a una, cayendo entre nosotros,como si fueran parte de algún consensuado pacto eterno.
Después de aquella noche no supimos nada el uno del otro. Pero cada noche vuelvo al mismo lugar con la esperanza de encontrarte de nuevo. Pensando en qué no debo de olvidar en la próxima vida para seguir tus rastros, atesorándote en mis sueños.
Cada noche te siento ahí, conmigo, abrazándome en medio del silencio. ¿Y quién dice cuántas formas existen de recibir o dar un beso?. A mi me gusta pensar que sigues aquí, besándome con el viento. Y yo tan solo sigo ahí…esperando tu regreso.-
-.GRACIAS.-
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