“UN BESO PELIGROSO”

“UN BESO PELIGROSO”

Me acostumbré a vagabundear en las noches manejando sin rumbo fijo. A pesar de encontrarme en otro país con un idioma que no dominaba, me sumergía en la noche buscando los bares más diversos. Esa noche, encontré sin proponérmelo el famoso “Charlie’s”. Sabía que existía una cadena a lo largo de todo Estados Unidos, pero nunca había entrado a uno de ellos así que decidí entrar.

Adentro observé bastante oscuridad y grupos de hombres hablando animadamente por todos lados, y por los rincones más oscuros sombras que parecían abrazos. Caminé hacia la barra y advertí que era observado por alguno que otro concurrente. Pedí una cerveza y me quedé en la barra, donde me sentí más seguro de cualquier posible abordaje.

_ No te había visto antes me dijo una voz en castellano con acento mejicano.

_ No, es mi primera vez, le respondí, pensando será la última.

_ Francisco, se presentó estirándome su mano y su amabilidad me comprometió a alargar la mía.

_ Carlos, respondí.

_ De dónde eres?

_ De Argentina

_ Yo soy de Laredo, vine por el fin de semana a visitar unos amigos.

La conversación se hizo más fluida Mientras lo escuchaba, lo miré mejor, era blanco con el pelo negro, facciones agradables y delicadas pero masculinas, vestido sin estridencias y sin amaneramientos. El tiempo pasó y a mi pesar, Francisco me tenía atrapado; debía reconocer que su trato era seductor, mientras me hablaba no apartaba sus ojos de los míos. Las cervezas se amontonaron en la barra y el alcohol terminó por desinhibir más la lengua y las defensas naturales que yo traía al entrar al bar.

_ Vamos al patio? Debe estar más fresco que acá adentro.

Accedí y lo seguí hasta una planta gigantesca. De pronto, me tomó la cara con sus manos y me obligó sin violencia pero con firmeza a acercar mi boca a la suya hasta que se juntaron y me besó con una intensidad que desarmó mi resistencia. Sentí sus labios aferrarse más a lo míos y su lengua abrir los míos con suavidad. Fue un instante, pero pareció una eternidad, con sus manos todavía tomando mi cara la fue apartando de la suya y nuestros labios quedaron húmedos y sorprendidos por ese beso arrancado de improviso. Nos miramos un instante en silencio.

_ ¿éstas loco?

_Decime que no lo esperabas.

Me dí vuelta y enfilé hacia la salida, ardía de vergüenza pero a la vez de ganas de volver a besarlo de vuelta, tenía razón, me había gustado. Me detuve, y volví hacia dónde estaba él, lo abracé fuerte como un macho abraza a otro macho y lo besé con fuerza. Esta vez, el dominio lo tenía yo y él se dejaba llevar. Lo besé intensamente y me dirigí a la salida, sin detenerme ni mirar atrás, puse el auto en marcha y me escapé sin preguntarle si lo vería nuevamente ni teléfono ni nada, me escapé de ese beso que podía trastornar toda mi vida.

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