El beso que duró el infinito

El beso que duró el infinito

El mejor beso de mi vida fue el beso, el único beso, que nunca quise dar. Tal era la blancura virginal y la descompostura del abismo que se abría a nuestra existencia, tal era la suprema y supuesta inmoralidad que las diferencias personales nos exigían, que evité darlo en largo, para mis deseos larguísimo, e insoportable tiempo. Al final, como era de esperar, el amor no pudo soportar la ausencia de ese beso, ese contacto tan deseado, y se produjo ese milagro tan inesperado y lúcido que hoy aún perdura en nuestro afán tras tantos años de unión maravillosa. Ese fue mi mejor beso, el que jamás esperé dar ni recibir, y el que perduró como un aura infinita.

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