Espera, por favor , espera.

Espera, por favor , espera.

Si yo fuese Kate, sería como tú, melena corta oscura, buena figura y unos ojos pardos que hablan con solo mirar. Tendría esa clase de indefensión cautivadora envolviendo mis ropas clásicas de mujer  atareada. Tendría esa edad indefinida en la que sabes donde has llegado, pero tu vida está en pausa y no tienes idea de a dónde quieres ir.

Parada en medio de un escenario devastado buscas con ansia aquello que te falta, pensando en dejarte ir y darte por vencida. Quizás la soledad ayude un poco-piensas- y compras una casa junto a un lago. Y alivias la dulzura de tus ojos del frenético molde que a diario te atrapa. Las suaves ondas en la corriente, tan sosegadas, son como una taza de café en el porche a media tarde. El tiempo de pensar está llegando y con él tu poder. 

Si tu fueses Alex serías el hombre que no vende sueños ni compra clichés, que no puede resistirse a crear su propio destino. Atractivo en su misterio, en el trasfondo de su dolor, en su propia carencia. Su serena fortaleza no le deja ir con los demás por la senda convencional de una ciudad sin pausa. 

¡Ay Kate, cómo resistirse al encanto de un amor cortés! Aún no lo sabes, pero es milagroso el  desafío con que traspasa el tiempo y el espacio saliendo del camino de la muerte.

Si tu y yo fuésemos nosotros se prenderían nuestros cuerpos en el baile en penumbra lejos de todos. En un momento mágico en el que reconoces que tu alma gemela se abraza con tu abrazo, que la emoción de tus latidos es aquello que faltaba. Y este nuevo reencuentro cuando es tu cumpleaños es el mayor regalo, ahora lo sabes.

Y mientras Kate y Alex suman cartas, buscando la respuesta que al fin una sus vidas, yo ya me he instalado en la casa del lago. Porque soy romántica y no me pesa, soy valiente y no me arrepiento de tener esperanza. Yo misma miraré el buzón todos los días. Y si no hubiera carta, pues la escribo. Me sé todas las palabras que curan el desamor.

El triunfo de su intento es el mío propio. Y su beso es el beso que aún espero. El que se siente girando hacía los cuatro puntos cardinales, con la pasión de lo dado por perdido, con la alegría de lo dado  por encontrado.

Ellos se atan bien prietos a su abrazo. Y la parte de mi que siempre será joven, se sienta frente al lago con los pies en el agua, hallando en este orden el coraje para continuar. 

Cuando el amor me asedie con sus asperezas y la vida con sus mezquindades, me buscaré a mi misma en La casa del lago.
Allí te encontraré. Por favor, si me amas, di que me esperarás.

LA CASA DEL LAGO ( año 2006)

Sandra Bullock y Keanu Reeves.

Director: Alejandro Agresti.

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