Nuestras miradas se encontraron, en la terraza de un bar.
¡Joder que guapo estaba! Hacia meses que no nos veíamos.
No estábamos solos, y era imposible no dejar de mirarnos.
¡Seguro que se nos nota!. Sentía como mi cuerpo reaccionaba con solo verlo, sé que él estaba igual, nuestras miradas estaban fijas el uno del otro.
Me ponía nerviosa y él lo sabía, era inevitable, mi respiración agitada, mi cara sofocada, se me notaba mucho. Mi piel reaccionó al instante, necesitaba de él, tenía que olerlo y tocarlo.
Me levanté y fui al baño, estaba situado en la segunda planta, con un pequeño hall que comunicaba con los dos baños.
Él me siguió. ¡Sabía que lo haría!
Sé que mis ganas son sus ganas, nos miramos un instante y sin contemplaciones lo acerqué a mí, empujándolo contra la pared, él me cogió la cara con las manos temblorosas e impacientes, nos miramos a los ojos sorprendidos por la impaciencia de nuestra piel, apretándose más a mí, note su excitación palpitar, solo él, podía nublarme el pensamiento, mis ganas me podían.
¡Dios como lo deseaba!. Excitada hasta la saciedad, quería su boca sedienta. Sin dejar de tocarlo y con el corazón a mil, nuestras bocas se encontraron dando rienda a un mar de sensaciones, como un náufrago se aferró a mi boca dándome aire y vida.
Capturo mi lengua sin piedad, saboreando cada centímetro, me sentía en el cielo, mis labios mojados de placer eran insaciables, su boca capturaba mis suspiros incontrolados, mi boca lo marcaba con pequeños mordiscos, ¡era mío!.
Con una ternura infinita susurraba mi nombre, mientras las bocas pedía mucho más…
Ambienta devoraba cada uno de sus gemidos que salían de lo más profundo de su ser, no podíamos parar, sus manos se perdieron bajo mi blusa y mis pezones reaccionaron al instante a sus besos, a sus manos. Y mis manos buscaban su ser, su calor, con desespero y rabia contenida, el deseo nos nubló sin ser consciente de donde estábamos…
No podíamos dejar de tocarnos, nuestras bocas imantadas, pedían mucho más…
Me llenaba de vida, era electrizante, todo mi cuerpo relacionó en el mismo instante en que nuestros labios se rozaron. Sentí como nunca, estremecerse, desarmado, entregado, ese beso nos unió para siempre, el corazón desbocado y él revoloteó de las mariposas en nuestro interior, nos tocó el Alma.
Nos fundimos en un abrazo sofocados por la intensidad, y de mi boca salió un te quiero.
Nunca me besaron, ni bese así, solo su boca y su piel pueden llevarme al cielo y al infierno.
Un ruido en las escaleras, nos hizo ser consciente de donde estábamos.
Nos separemos despacio, con desgana y aún con la respiraciónes agitadas y sin dejar de mirarnos, estuvimos tentados a meternos en un baño…
Ese beso fue tan real como la vida misma.
Ese beso nos rompió los esquemas, haciéndonos plantear una vida entera…
Ese beso fue pura poesía.
Definitivamente un beso es la antesala a una buena Tormenta.
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