«DECLARACIÓN DE AMOR»

«DECLARACIÓN DE AMOR»

-ESTOYENAMORADADETI.

– ¿Y eso?¿Que qué? ¿Qué dijo?¡Se enloqueció! no… no… Ssssssshhh. ¡No!

-ESTOY ENAMORADA DE TI.

– ¿De nuevo? ¿Qué le dio?…¡Cómo va a decir semejante barbaridad! No, ¡no!

-ES TOY  E NA MO RA DA  DE  TI.

– ¡Uy! ¡Mi Dios! ¿Qué tiene? No, no está bien. No sabe lo que dice. Ella no es así. Sabe que no puede decirlo primero. Sssssssssssshhhhh…

-E S T O Y   E N A M O R A D A   D E   T I.

– Noooo. .. ¡Otra vez! Me está poniendo nervioso ¡che!… Tan tranquilo que estaba y ahora me sale con esto. Mejor me hago el sordo… no la oí y listo… Lo dijo muy bajito y no le entendí bien. ¡Un raye! En un rato no se acuerda más.

-«…………………………………..«

¿Volvió a decirlo? No la escucho. ¿Será que lo dijo tan pero tan bajito que no puedo oírla? Impropio de ella, tan respetuosa de las tradiciones, tan seria. Nunca se le hubiera ocurrido. Y menos conociéndome a mí como me conoce. No, no sería capaz de tomar semejante iniciativa.

-«……………….»

-¡Che! ¡Me preocupa! ¿Enmudeció de golpe? Borracha no está porque es capaz de mantener la mirada. Me mira demasiado fijo ¿no?¿Qué tiene? ¿Se sentirá bien? Si no fuera porque sonríe, creería que se va a desmayar… ¡Cómo pudo! No, no. Mil veces ¡no! Algo le pasa.

– »             «

– ¿Qué hago? Ufffff… ¡Cómo me mira! ¡Está rara! Y encima no dice nada. ¿Por qué no lo dice más?
¿Se habrá dado cuenta que me gustó escucharlo? Después de todo… ¿a quién no le gusta que lo quieran?

– «  «

– Faaaa. .. ¿Por qué no se lo dije yo primero? Y sí… me embromé… ¡por tonto! Ahora me voy a quedar con la duda. ¡Y yo que pensaba decírselo! Pero no lo hice. ¡Tuvo que hacerlo ella! No, ¡no! Debí ser yo. Estaba más que claro. Era obvio.

….

… ¿Y si la escuché mal? Mejor pruebo con un beso y no le digo nada. Cuando mis labios toquen los suyos sabré si lo dijo de verdad… y así le diré lo que siento hace tanto tiempo…

…Un beso dulce tiene que ser… ¡eso sí! Un roce de labios nada más, con una mirada profunda que nos encuentre, antes que cierre los ojos y me quede viviendo para siempre en el fondo de su alma.

Humphrey Bogart e Ingrid Bergman, en un momento de la película «CASABLANCA» – 1942

*En homenaje a ellas, las del siglo pasado, las de todos los siglos, las que debían esperar el mensaje del varón, con el solo permiso de aceptarlo o rechazarlo.

Y yo aplaudo por las veces que el poder de decisión  estuvo en la boca femenina, incluso evitando un beso para convertirlo en no correspondido.


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