Lienzos blancos

Lienzos blancos

PEPI

19/04/2021

Aquella tarde Silvia , parecía acabar de trabajar antes de lo previsto .Terminaba de ordenar las revistas que habían estado ojeando los últimos clientes, recogía los granos de azúcar tirados por el suelo y dejaba regladas las ganancias del día. En un momento dado levantó la mirada y se fijó en aquella mujer sentada en el banco blanco oteando el horizonte con la mirada perdida. Cruzó la calle y se aproximó a ella:

-¿Te encuentras bien?

  -Hola, pues no, no estoy bien.

-Llevo viéndote desde hace unas horas y me preguntaba si necesitas algo. ¿Cómo te llamas?

  -Elisa.¿Tú?

-Silvia , aunque mi madre y mis amigos  me llaman Sinsi.

  -¿Por qué?

-Porque debía hacer las cosas Sin frenar y Sin pensar. Motes absurdos que se quedan en tu ADN.

   -Ya veo… En fin tranquila y gracias por preguntar. No te preocupes, puedes marcharte.

-Si necesitas algo dime no tengo prisa yo acabo de cerrar la tienda.

  -Tampoco es nada especial ,me siento hoy más sola de lo normal, creo que me han dejado.

-¿Crees?

   – Si, había quedado con alguien pero por lo visto no viene. Nos solemos sentar en aquellos columpios de allí y pasamos la tarde.

-Bueno hay veces que la soledad no es mala o tal vez la persona se haya retrasado. 

   – Ahora que los veo ,¿no te parece que los columpios están hechos para culos infantiles? Y eso que  los columpios nos enseñan mucho más a los adultos.

– Jajaj ¿A qué te refieres?

  – Pues que en un columpio te balanceas hacia delante y hacia atrás . Llegas arriba a lo más alto y respiras .De repente caes, viendo el suelo con algo de vértigo y cuando estás en el momento más bajo , vuelves a subir.

-¿La vida es un columpio?- preguntó Sinsi.

  – Que intensa eres. Un poco exagerado decir eso .Toooda la vida no… -Afirmó Elisa -Un columpio es un columpio, que tú te quieras columpiar en tu vida es decisión tuya.

-Ya no tengo edad para columpios ni de un tipo de ni de otro- Contestó Sinsi con cierta nostalgia.

  – A  me apetecería columpiarme.

    Elisa se levantó del banco blanco y Sinsi se apresuró a decirla:

    -¿Ya marchas?

       -Mmm tengo hambre.

    – Yo tengo aquí unas pipas.

      -Eso es comida de pájaros.

    -Bueno pues tengo eso o un caramelo de tofe

      -Eso es para viejos…¿Puedes sacarme algo del quiosco, un pepito de chocolate o algo por el estilo?

    -Vale .Si me lo pagas hago el esfuerzo.

       -Eres muy amable. Amable capitalista pero amable.

    -Autónoma superviviente y amable así me enseñaron mis padres. Tú te lo guisas, tú lo ofreces. Pero que te lo paguen.

      -¿Tus padres murieron?

    -Si…Bueno, no del todo.

      -¿A medias?

    -Hay muchas formas de morir sin que te entierren.

      -Yo estoy muerta …pero de hambre.Va venga tráeme ese buen pepito de chocolate.

         Sinsi cruzó de nuevo la acera , abrió la verja del quiosco y entre tanta bollería industrial agarró con duda el pepito de chocolate. << ¿ En qué estará pensando esa mujer para querer un pepito de chocolate?>>. De nuevo cruzó la acera .Según se acercaba al banco blanco se percató de que Laura estaba llorando de nuevo.

      -Toma. ¿Y ahora qué pasa? Oye venga, me estás preocupando.

         – Suelo sentir  tristeza cuando llega el atardecer.

      – Bueno. Piensa que a pesar de las mañanas de angustias y las tardes hundidas , el sol se marcha para que aparezca otro día. 

         – Hay que dejar que el tiempo que haga su labor.

      -Y el olvido.

         – Cuanto Más tiempo ,más olvido.

      -Y cuanto más olvidamos ,más libre estamos de volvernos a caer y tropezar sobre las mismas piedras, pelearnos, odiarnos, volver a sufrir y volver a necesitar tiempo para olvidar.

        Sinsi sacó de su bolsillo el pepito de chocolate y se lo ofreció :

          -Este no me gusta .Mi madre hacía unos caseros .Esos si que eran buenos.

          <<  Ah , claro el casero de su madre como pude olvidarlo .Pensó Sinsi >>

          – Bueno pues si no lo quieres dámelo que se lo llevo a mi hijo.

             – Pobre chaval si le empiezas a alimentar tan mal.

            << Si tu supieras >>  Decía  Sinsi hacia sus adentros esbozando una media sonrisa.

                -¿Por qué te ríes?- Preguntó Elisa.

            -Nada, solo pienso que la edad no importa si el cerebro es bueno. Pero si falla el cerebro…

                -El cerebro no falla , lo que falla es el hombre que no sabe usar el cerebro. Es ridículo pensar que somos afortunados si no lo recordamos, si no hacemos que nos recuerden o que aprendan de nosotros .Toda las personas tienen algo que enseñar lo importante es saber el qué y a quien enseñárselo . A veces creemos tener delante el descubridor del humo y lo que hace es venderlo muy bien.

            -Pero ese hombre es inteligente.

               – Más inteligente es el que no le tiene en cuenta. Quien más sabe es el que más ha vivido y el que más quiere aprender. Viejo y Joven. Ahora ves a gente joven y gente mayor que se diferencian por las capacidades que tienen y las modernidades tecnológicas que usan o los gustos tan diferentes que se tienen .Cuando el anciano tuvo lo que el joven es, quiso ser y logrará ser . El joven a su vez puede lograr explorar, investigar, estudiar y cambiar todo lo que el anciano no pudo. Son las etapas más alejadas y más compaginables de toda la vida.

            -Tienes razón pero no nos entendemos.

                -No nos hacemos entender. Creemos que hablar con un anciano, si no sabe lo que es “whatsapp” es una dimensión indestructible. Creemos que un joven solo discute acerca de sus faltas de ambiciones y sus sueños por lograr naa… Tonterías .Vivimos de los escritos de lo que se supone que tenemos que ser en cada momento y no nos damos oportunidad de valorar otras posibilidades aunque no encajen con el momento establecido. A mí me apetece subirme a un columpio ahora mismo 

            -A mí no, pero yo no te lo impido. Tal vez porque no soy joven.

               -Tal vez porque nunca te has columpiado como es debido – Elisa se levantó y se dirigió hacia el columpio se sentó y empezó a mecerse lentamente mientras miraba los últimos rayos del sol. “ Alma mía sola siempre sola sin que nadie comprenda tu sufrimiento , tu horrible arecer»– Elisa empezó a cantar esa canción mientras Sinsi la miraba sentada en aquel banco blanco.

            -Sinsi¡ Mujer que haces ahí – Sinsi rebotó ligeramente mientras giraba el cuello para saber quién le había asustado . Era Fernando el cura del pueblo ,con el que Sinsi tuvo una amistad especial unos cuantos años atrás.

               – ¡Fernando que susto me has dado!.  Nada que he cerrado ya  y he venido aquí con ella.

            -¿Qué tal va avanzando?- Le preguntó Fernando.

               – Bueno tiene momentos lleva ya dos meses creyendo que es una muchacha joven , liberal, revolucionaria defensora del progreso y un mix de filósofos entre Gasset, Beuvoir y Karl Marx . Cuando abro la tienda, la dejo con Julio el asistente domiciliario. A las 19:00 sale y siempre se viene aquí a este banco blanco a esperar , a esperarme o vete tú a saber. Entonces la miro tras la ventana del quiosco aquí sentada y es mi aviso para saber que ya tengo que cerrar.

            -¿Tú crees que te recuerda?

               -Es mi madre.Tiene pequeños atisbos de lucidez pero rápidamente recae en el mar de olvidos e incongruencias. Encima me está dejando sin pepitos de chocolate en la tienda.

            -¿Qué?

               -Nada , nada

                Elisa bajó del columpio y se acercó de nuevo al banco blanco y se sentó girando el torso para ver la cara a Fernando.

            -Hola muchacho , ¿Tu eres?

              -Fernando. Tu Elisa ¿no?

            -Si,¿Cómo lo sabes?

              -Me lo ha dicho Sinsi.

            – Ah¡ ¿Os conocéis? 

              Ambos sonrieron.

              -Bueno se puede decir así – Respondía Sinsi. Su madre conocía a Fernando desde que tenía chupete y hasta le cambiaba algún pañal cuando su madre, la pobre, tenía que ir a la mercería recién parida a poder vender alguna media u ovillo de lana para poder pagar el pan del día.

              -Yo con todo el respeto pero no puedo ser amigo de alguien que cree en Dios- Dijo Elisa.

              -¡¿Ah no?!- respondió Fernando- ¿y eso? , ¿un poco intransigente esa afirmación, no crees ?

                – Intransigente no , pero hay que revolucionarse contra lo establecido- respondió Elisa con una altiva mirada.

              -Dios no establece nada, Dios solo ofrece amor.

                  – Bueno establece que lo amemos que ya es mucho .Encima por encima de todas las cosas, el me ama a mí. Me parece un sobrao.

              – Elisa…- Le cortó Sinsi llevándose la mano a la frente .

                 – No te preocupes Sinsi .Bueno yo marcho que no llego al sermón, nos vemos algún día de estos.

              Sinsi se levantó del banco y se dirigió hacia Fernando.

              – Vale Fernando . Oye  gracias por vigilarla de vez en cuando me preocupa que un día deje de aparecer por aquí o se pierda.

                 – Nada. Sabes que Elisa para mí es más que una señora mayor a la que cuidar. La veo y sigue siendo ella con su carácter indomable. Creo que prefiero que no se haya enterado que su Fernandito amado y futuro esposo de su hija acabó siendo cura.

              – Con Dios amigo – Espetó Elisa desde el banco mientras alzaba la mano sin mirarle – Te gusta.

              – ¿Quien?

                 – El cura

              – Pero si es cura ma…

                 -¡Bueno no se habrán visto cosas peores! Ahora al parecer establecemos normas para amarnos en función de dónde nacemos, de lo que nos dediquemos o de los sexos. Es alucinante.Un poquito de evolución muchacha.

              << Lo dice la mujer que me obligaba a hacerle una biografía de la vida , familia , formación y curiosidades de cualquier pareja que tuve. Más olvida , más conciencia  >>

              Me quedé parada delante de aquel banco blanco mirándola durante esos últimos rayos del sol. No entendía porqué siempre lloraba todas las tardes en ese banco .Tal vez porque algo en ella sabía que estaba pasando en su cabeza y en su memoria, tal vez porque se sentía perdida, tal vez porque no recuerda su felicidad o si alguna vez la alcanzó o quién sabe si lloraba de felicidad. Aquella mujer de pelo blanco, sentada en un banco blanco  parecía un lienzo blanco . Aquella mujer que cada tarde me esperaba y buscaba con ella en algún recóndito lugar su infancia, su juventud y su vida adulta. La mujer de pelo blanco sentada en un banco blanco parece ser un lienzo blanco, con tanto pintado en ella que ni su cerebro permite recordarlo ya.

              Nadie recordará totalmente  todo lo que ha sido o ha hecho a lo largo de su vida. Lo importante es vivir asegurándonos de que cuando sea el momento , habrá alguien en algún lugar que sin dudarlo sabrá y podrá  pintar sobre nosotros . De esa forma, nunca dejaremos que se pierdan, todos nuestros lienzos blancos.

              Tu puntuación:

              URL de esta publicación:

              OPINIONES Y COMENTARIOS