MI SUPER ABUELA SUPERVIVIENTE DE COVID-19

MI SUPER ABUELA SUPERVIVIENTE DE COVID-19

LIGIA PATIÑO

03/04/2021

Es increíble verla ahí en su silla, a veces con su mirada atenta, con su rostro muy trajinado por los años, preguntado por sus hijos, nietos y bisnietos, con su voz bajita, sus manitas arrugadas pintando cerámicas o tejiendo hilos. No me di de cuenta cuando envejecía más y ya no era esa abuela de carácter fuerte que me crió a mi y a mis hermanos, mientras que mis padres se iban a trabajar, la mujer estricta y exigente, la compañera y a la vez mi confidente.

Mi abuelita Maria Teotilia Ronderos Rueda, que nació en una vereda llamada La Hoya de Tudela de un pueblo llamado La Palma, Cundinamarca, Colombia fue una campesina que a muy temprana edad llegó a Bogotá y empezó a trabajar en servicio doméstico. Alli vivio la epoca en la que asesinaron a Jorge Eliécer Gaitán, líder político liberal que era el candidato mas opcionado para ser el presidente en aquella época. Su asesinato fue el comienzo de la época de La Violencia, durante la cual mi abuela tuvo dos hijos: mi madre Hilda Rosa y mi tio Jose Mario.

A pesar de tener una vida difícil mi abuela, fue siempre una mujer valiente, a pesar de que ella y su familia fueron pobres, nunca tuvo la oportunidad de estudiar y siempre tuvo que trabajar desde pequeña, es sorprendente ver que ella sola salio adelante con sus hijos, fabricando y vendiendo arepas, y viviendo en una de las zonas más peligrosas de Bogotá como lo fue la famosa Calle del Cartucho, pese a esta situación, fue una mujer muy estricta con sus hijos, razón por la cual formó a seres honestos, responsables y trabajadores.

Unos años después se dedicó a criar a sus nietos, mientras que como dije al principio, mis padres trabajaban, siempre desde que yo era muy pequeña ella estaba ahí, al principio  yo dormía con ella y después nació Andrea, mi hermana menor y me quito el puesto, pero siempre tuve una relación muy estrecha con mi abuela Otilia, siempre recuerdo que a muy temprana edad, mi abuela me enseñó los oficios domésticos: lavar mi ropa, tender mi cama, barrer, cocinar……hasta criar pollos, me enseñó muchas cosas importantes para la vida, a su manera empírica, cosa que mi madre hizo muy pocas veces…….Es por eso que muchas veces los seres humanos valoramos más a aquellos que dejaron improntas imborrables en nuestra existencia, más que aquellos que nos dieron la vida. Reconozco y afirmo que le tengo más afecto y respeto a mi abuelita Otilia, que a mi madre Hilda, porque mi abuelita con sus enseñanzas edifico a la mujer hecha y derecha que soy YO, aunque tambien mi madre y mi padre contribuyeron en este proceso.

Mi abuela Otilia a pesar de que era analfabeta, era una persona muy sabia y es que la vida te da muchas lecciones duras y fuertes, que al paso de los años te convierte en un ser lleno de fortaleza y sabiduría, hasta que te dota de dones de clarividencia, las cual es común que nuestras abuelas y madres vean nuestras desgracias, si no seguimos sus consejos y advertencias…….como me sucedió muchas veces….aún me suena muchos refranes que mi abuela nos replicaba a mi y a mis hermanos durante nuestra adolescencia y juventud, que hoy solemos decir a las nuevas generaciones en forma de advertencia, para que no cometan los mismos errores.

Me sueño casi todas las noches con mi abuela Otilia, no se si ella en sueños me quiere decir o advertir algo, en los últimos años de su vida. En esos sueños aparece mi abuela cuando era más joven, nuestra casa era de un solo piso, en el barrio donde hemos vivido siempre…… Y eso sucede desde que ella estuvo hospitalizada en una UCI por Covid-19, batallando pòr su vida, afortunadamente la vida, Dios y el destino quieren tenerla más tiempo en nuestras vidas.

Fuerte, poderosa y toda una guerrera es mi abuela Otilia…… Quién lo creyera a sus 90 años, una sobreviviente de ese mortal virus que ha matado a muchas personas en el mundo, aunque los médicos nos han dicho que en cualquier momento mi abuela dará su último aliento de vida, pero sin embargo nos ha demostrado que tiene mucha vitalidad. Pero hay que tener el ojo puesto en ella, pues siempre se aburre de estar quieta y quiere hacer cosas, hay que estar atentos de que por ejemplo no se desconecte el oxígeno, no camine por toda la casa, no se caiga o no se lastime con algún objeto, nos hacer morir de risa cuando pelea con el televisor y más cuando aparece el programa del presidente de Colombia, cuyo nombre no quiero acordarme,  mi abuela nos entretiene con sus recuerdos de cuando era niña y vivía en el campo, y con sus ocurrencias disparatadas.

En estos momentos siento mucho remordimiento de no haberle por lo menos enseñado a escribir, leer sumar y restar, pudimos haber hecho eso yo, mis hermanos y mi tío Mario, porque mi abuela siempre ha demostrado ser una mujer inteligente, muy guerrera, así como los son su hija y sus nietas.

Hace varios días, algunos personajes han dicho por redes sociales respecto a vacunar a las poblaciones de la tercera edad que:  » vacunas para ancianos, vacunas perdidas». Todas las personas tienen derecho a ser vacunadas contra el Covid-19, principalmente los ancianos, que tienen derecho a vivir, porque ellos dieron su vida su vida por nosotros las actuales generaciones. Como es un genocidio la decisión que han adoptado varias naciones como Italia, como la de no salvar la vida de los ancianos enfermos por coronavirus y darle prioridad a los enfermos jóvenes. ¡Que despropósito! al igual como lo hicieron los nazis en Alemania con las poblaciones de ancianos y discapacitados….Cuando aprenderemos a respetar a nuestros ancianos y a darle la calidad de vida que ellos se merecen, pero vemos en muchos países a muchos abuelos abandonados o tirados en ancianatos, por sus propios hijos, que los abandonan como si fueran objetos inservibles, que se desechan……Abuelos y abuelas en las calles pidiendo limosna o trabajando para sobrevivir, o abandonados en los hospitales…….Consideramos que la vejez es una basura y por eso cuando poco a poco sus señales aparecen al paso de nuestros años, las evadimos con cremas antiarrugas, botox, tinturas de cabello para tapar las canas, cirugías plásticas para rejuvenecer nuestra piel……hay que saber que todo en nuestra vida tiene un tiempo de caducidad y que somos seres temporales.

Es tan relevante el papel que nuestros abuelos y abuelas en cada una de nuestras vidas, muchos de ellos aparte de criarnos y cuidarnos, refleja la huella tan preponderante que dejan, de allí nuestra personalidad, costumbres y pensamiento, nuestros abuelos forman la estructura psicoemocional de aquellos hombres y mujeres como yo, fuimos criados por nuestras abuelas, porque muchas veces las mujeres por nuestro rol de madres y gestoras reproductoras de la especie humana, tenemos ese don instintivo de cuidar a los nuestros, principalmente de los mas pequeños, dedicacion que va pasando de generacion en generacion, aunque ya no es lo mismo en la actualidad que en antaño.

Mi otra abuela Angelica Diaz viuda de Patiño, también fue una campesina, oriunda de un pueblo llamado Cómbita, Boyaca Colombia que también desde niña emigró a Bogotá y también trabajo en servicio domestico, luego tuvo sus dos hijos mayores, conoció a mi abuelo Miguel Patiño, tuvo mas hijos, unos años después mi abuelo falleció, por un accidente de transito, mi abuela quedo viuda, poco a poco sus hijos crecieron, dos tías fallecieron muy jóvenes y los otros se fueron de su lado. Mi abuela Angélica falleció a principios del 2016 a los 97 años por una falla respiratoria.

También tengo recuerdos de mi abuela Angélica, ella estuvo presente en nuestra crianza , pero no todo el tiempo, recuerdo cuando nos daba pellizcos cuando no escuchábamos con atención la misa, el vino y las galletas en las navidades, las monedas que a veces me regalaba, sus consejos de oro, las charlas que teníamos a veces, las tardes en su casa……….como ya los dije hay personas que dejan improntas imborrables en nuestra almas, que ese rastro perdurará hasta la eternidad. Mi abuela Angélica , que muchas veces nos tendió su mano generosa en los momentos difíciles y al igual que mi abuela Otilia, aguanto nuestras travesuras………aaaahhhh recuerdos de oro.

Tengo el grato recuerdo y el privilegio de haber pasado un tiempo hace once años cuidando a mi Abuela Angélica, fue algo que aporto mucho a mi vida, me hizo crecer más como ser humano, a ser tolerante con los demás y más con los seres más débiles, elementos que me han servido ahora cuando cuido a mi abuela Otilia, y es que es bueno aplicar aquel adagio que reza: HOY POR TI, MAÑANA POR MI. Y esto no va solo para los nietos sino también para los hijos, porque vemos a muchos seres desalmados que abandonan a sus padres, sin ver el enorme sacrificio que ellos hicieron, para convertirlos en las personas que hoy en día son.

A veces pienso y reflexiono sobre mi papel como mujer, madre, trabajadora y ciudadana, de origen humilde, de estrato medio; una partícula ínfima componente de este cosmos social, en una sociedad muy convulsa como la sociedad colombiana, de un país que es un paraíso. pero a la vez está hundido en un sin fin de problemas. Desde entonces nací de una raza nueva, una nueva estirpe: La raza de las GUERRERAS URBANAS, mujeres valientes y aguerridas, mujeres de acero como mis abuelas Otilia y Angélica, mi madre Hilda, mis hermanas, mi hija y mis sobrina, es aquí que nos damos de cuenta que no solo se heredan los genes, los rasgos físicos, sino también el carácter, las costumbres y los comportamientos.

Un recuerdo también imborrable que tengo en el alma es de mi bisabuela materna Mercedes Rueda, madre de mi abuela Otilia, una abuelita dulce y tierna, regañona a veces, pero que adore con mi alma, ella falleció en abril de 1987 por una cirugía mal hecha, dejando un vacío en aquellos que la amábamos, mi abuelita Mercedes siempre nos daba sus remedios naturales, principalmente un menjurje que consistia en una hierba llamada paico mezclada con ajo machacado y leche hervida, que según ella, era para matar los parásitos intestinales. También era una mujer campesina sabia, muy fuerte que también supo criar a sus hijos con mano dura.

Y aqui ademas de contarles mucho de mi abuela Otilia superviviente de Covid-19, de mis otras abuelas y trozos de nuestras vidas, termino este relato. También quiero decirle a las personas que lean este relato que la humanidad tiene que estar preparada para mas eventos difíciles que se nos avecinan y que este virus sigue acechando por ahí en busca de mas victimas, para los que son escépticos, mi familia y yo nos contagiamos de Covid-19 después de la reunión familiar de Halloween en octubre del 2020, afortunadamente ya lo superamos, pero seguimos cuidándonos entre todos.  MUCHAS GRACIAS………!

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