Cada vez que entraba a la cocina durante la cena de Navidad era exquisito oler su receta preferida, la cual preparaba con tanta dedicación. Un día no quise esperar a que él la preparara y quise hacerla yo, le pedí su receta, compré los mismos ingredientes. Pero a la hora de probarla me di cuenta que jamás podría hacerla como él. No sabía que a él le quedaban 2 meses de vida, de haber sabido hubiera dejado todo para no alejarme de él, debí valorarlo más, ahora sólo tengo su receta en un papel.

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