El mar tras mis labios

El mar tras mis labios

Murcia sabe a cálida costa; el perfume del murciano es la piramidal orquídea; ambos tienen por bandera el más sabroso “arroz caldero”, con el ajo de mortero que es su mástil y su guinda.

Fragancia marina que me retrotrae a las mañanas de playa de mi más tierna infancia. Sal del mediterráneo, alimento de la generosa lubina que se ha de freír. Pescado de roca extraído de las profundidades del litoral de nuestra pequeña bahía; delicias, como escondidos tesoros, descubiertas en los roquedales submarinos. Olores de virazón; sabor de las olas de invierno; los misterios de una caracola entre cazuelas, sartenes y un arroz reflotando en un geiser de agua hirviendo.

Hechizada por el embrujo de una melodía que se deshace en mi lengua, tarareo en salada tesitura la más pegadiza canción marinera. Es un baile castizo, una jota regional; un instrumento de viento, de agua, de fuego, de tierra… Elemental.

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