Siempre quise saber hacer eso que mi madre nunca me quiso contar. Olía muy bien, y si algo sabía es que el chocolate puro formaba parte de ello. Eso o que ella ya no se podía desprender del olor de la fábrica.
La canela siempre era un buen compañero. “Canela, falta canela”, se repetía ella cada vez que daba un paso en la elaboración de sus famosos “nuncalodiré”. Cuando lo mordías no te esperabas la inquietante sorpresa que guardaba en su interior. Ella siempre repetía que hay que sorprender al cliente para que se convierta en habitual, y cuando alguien probaba su invento exótico volvía para comprar más e intentar sonsacarle la receta, a lo que mi madre respondía: ¿es tan ingenuo de preguntármelo? Nunca lo diré. El cliente se iba desilusionado, pero mi madre sabía que volvería.
Era el relleno de esas pequeñas “pastas” con toque de limón lo que desconcertaba a la víctima. Por fuera parecen pastas normales: azúcar, algo tostadas, con forma de luna creciente; pero cuando la mordías… yo cuando lo mordía recordaba mis mejores momentos a su lado y ahora se ha ido. Ni las fotografías ni su canción favorita conseguían que me enraizase con sus besos en mi mejilla a sabor de… sabor de ternura, eso era lo que desprendía el olor de sus “nuncalodiré”.
Hasta hoy. En la lectura de su testamento todo me lo había legado a mí, su única heredera y familiar. El notario me entregó una única carta. Me otorgué unos minutos a solas en mi habitación para leer las últimas palabras que me había dedicado y en su final era explícita: “tú, el amor de mi vida, fuiste mi inspiración. Si nunca quise decirte cómo había llegado hasta los “nuncalodiré” es porque me he querido guardar el egoísta secreto de cómo te amaba. La primera vez que te vi saboreé la dulzura que suponía tenerte, el pequeño matiz agrio de saber que algún día te perdería y la inquietud afresada de suponer que nadie te amaría como yo”.
Nunca intentaré seguir sus pasos, recordaré con añoranza el sabor a madre que tuve la suerte de conocer y el olor a chocolate será mi consuelo cada vez que quiera aproximarme a ti, amor.
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