LO QUE TENIA EN FRENTE

LO QUE TENIA EN FRENTE

En una pequeña cabaña ubicada en lo más interno de un bosque, vive una pareja de esposos muy cálidos. Estos tienen un par de hijos a los que les agrada salir todas las mañanas al asomar los primeros rayos de sol, para pasear, jugar y disfrutar saboreando los frutos tan jugosos que producían los árboles frutales.

Por los campos de azucenas. Justo en los limites, hay un lugar al que apodaron la cueva del terror; esta es una pequeña casita que habita un extraño hombre solitario y, que al igual que a los niños le era agradable salir a pasear, solo que en horas nocturnas, ya que según los cuentos de los demás alrededor, son justo estas las horas en las que este hombre que sale recubierto por una gruesa capa y sombrero de ala ancha que le cubre el rostro. Hace sus fechorías. Según los demás, este hombre raptaba a los pequeños y luego los torturaba hasta matarlos, pues odiaba a los infantes.

Los niños jugan muy tranquilos por esos Lares, hasta que de repente la infanta oyó un misterioso ruido que atrajo su atención, y sigilosa hacia detrás de un matorral esta se acercó.

¬¬ ¿Qué es eso? ¬¬ Se preguntó, y al acurrucarse, ¡Ho sorpresa! Un tierno cachorrito yacía herido en el suelo ¬¬ ¡Pobrecito! ¬¬ Lo toma entre sus manos y lo acaricia para que se calmara. De pronto, se da media vuelta y con su rostro palidecido se queda mirando hacia ese punto fijo algo asustada.

Pasadas las horas, y al no tener noticia del paradero de su pequeña, el padre toma de detrás de la puerta de su casa, una vieja escopeta cargada, y en compañía de su amada esposa salió con rumbo a aquel lugar en donde está la casa del hombre. Furibundo y preocupado, llama golpeando sin parar a la puerta, y al ser atendido por fin por aquel ermitaño que afanado abrió, se encontró con la punta de aquella vieja escopeta con que el enfurecido padre le apuntó justo a la nariz. Sin decir nada, aquel misterioso anciano permaneció hay estático y tranquilo, solo a la espera de recibir una explicación de dicha visita tan sorpresiva y poco amable; más la madre, aterrorizada he imaginando lo peor con su pequeña. Se inserta como puede por un lado, y corre hacia adentro de la casa, donde no demoró más de unos cuantos minutos para oírse el fuerte eco de un cruento disparo, petrificada trató de asomarse para ver que había sucedido; pero su amado llegó hacia el comedor a donde su hija se encontraba sentada tomando un baso de leche y unas ricas galletas.

¬¬ ¡Papiiii! ¬¬ Saluda la niña emocionada mientras su madre recuesta la cabeza de ella sobre su pecho mirando seria a su marido, que igual pálido a ambas las mira ¬¬ Mira, ese buen hombre curó a mi perrito que está lastimado de su patita ¬¬ Señala una pequeña caja a donde está acostada su mascota ya vendada.

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