Un Soplo de Aliento

Un Soplo de Aliento

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Se arremangó la falta de coraje y sacó a relucir ese espíritu de batalla ahí latente que aflora cuando intenta doblegar la injusticia.

¿Cuándo fue la última vez que se suspiró en paz y se liberó de los tormentos de su niñez frustrada?

Siempre fue difícil llegar al fondo del mar de recuerdos que sé… que todos sabemos, que llegan deambulando por las noches y se cuelan también en sus días cuando pierde su mirada en allá lejos sin jamás hacernos participes de su pasado agobiante. Distante en el tiempo pero tan enterrado en su corazón.

Con una mano atrás y otra adelante pisó un continente ajeno a su entonces presente desabrido y se juró a si mismo honrar ese apellido que después de la masacre injustificada, cargaba en soledad.

Argentina le cobijó sus anhelos recortados y le sopló una brisa de mañanas esperanzadoras. Pronto llegó élla, sus ojos verdes y su mano tendida para ofrecerle el calor reparador que se le fue negado a causa del odio desparramado en aquella Polonia descolorida de los años 40.

Se calzó la perseverancia de guerrero indomable y arremetió contra un pronóstico tan desalentador que pedía a gritos el desafío de lo improbable para festejar el éxito de lo impredecible.

Familia a cuestas, máquina de coser alquilada, sudor de horas trabajadas en una habitación diminuta y perseverancia de vencedor autoproclamado.

Se alzó de las cenizas y logró llegar hasta su cima, aunque después de 86 años aún no logra descifrar bien donde está realmente ese tope reparador de autoestima.

Hoy siento que huracán de emociones reprimidas lo van a acompañar a otro plano, pero su legado de obstinación de futuro construido a base del sacrificio, va a quedar tatuado en todos aquellos que lo conocimos.

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