Amor incondicional.

Amor incondicional.

No temas no llores, que momentos vividos, que bien me hacías sentir, llevo conmigo esos paseos maravillosos con miradas cómplices infinitas, me hiciste maestro de el momento e instante presente, pues formabas y ocupabas todo su espacio. Tus caricias tu amor me alimentaba, tu olor y fragancia para mí era y es mas importante que el propio oxígeno.

Gracias por tener siempre un plato de comida muy nutritiva y a veces me premiabas con delicatessen de tu cosecha que me sabían a gloria.

A veces te notaba triste y me solidarizaba contigo mirándote e imitando la expresión de tus ojos, solo me limitaba a acurrucarme a tu lado y esperar. Lo que mas me gustaba es que me acariciabas con una ternura y sensibilidad que me hacías estremecer. Sé que he curado muchas angustias tuyas de esta manera, pero quiero que sepas que la cura era recíproca envuelto en un acto de puro amor, poco a poco íbamos construyéndonos un alma con este amor tan incondicional.

Disculpa si me ponía nervioso cuando me presentabas a gente nueva, lo único que quería era protegerte y demostrarte que conmigo no tenías nada que temer.

Me acuerdo y te doy las gracias de cuando me premiabas cada vez que inculcabas educación y buenas maneras, de alguna forma trataba de compensartelo cuando iba a recoger las piñas del agua con ese salto que cada vez intentaba hacerlo mas largo y alto.

He de reconocer que al no tener conciencia real del tiempo , cada vez que salias por la puerta te despedía como si no fueras a volver, pues a veces te ibas cinco minutos y otras horas e incluso días. Por ello cuando volvías ,aunque hubieran pasado minutos, te recibía como si te hubieras ido días, con un entusiasmo vital, una energía pura y noble, siempre agradeciéndote que volvieras a estar a mi lado, oliendo de nuevo tu fragancia .

No sufras más, no llores, la inyección era necesaria, el tumor se apoderó de mí, te agradezco el haberme evitado tanto sufrimiento envuelto en tus lágrimas.

Y es por eso que desde este plano quiero darte las gracias, pues ahora puedo comunicarme contigo, ahora me has dado el tiempo y un alma, soy eterno gracias a ti y seguiré protegiéndote aunque sea en dimensiones diferentes, pero unidos por la energía del amor. Me has dado un espíritu y velaré siempre por ti.¡¡Gracias!!.

Sara se despertó, tenía lágrimas en los ojos, unas dulces lágrimas. El sueño había sido tan real, su perro Thor se manifestó con una claridad que superaba la misma realidad y desde entonces supo que si creamos esa energía pura de amor incondicional, da igual que sean animales o personas, esa misma energía te hará inmortal y al dejar nuestro cuerpo nos reencontraremos con la cosecha de ese amor sembrado.

Desde entonces Sara dejó de llorar por su perro al que tuvo que sacrificar y que no se atrevía a manifestar , pues según los demás . «Solo era un perro».

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