MIS CUARENTA Y CINCO AÑOS

MIS CUARENTA Y CINCO AÑOS

El próximo diez de mayo de 2019 cumpliré cuarenta y cinco años, edad con la que uno ya tiene derecho a cortar el paso a esta vida que te toca los cojones y que no te deja soñar con claridad. Será entonces cuando cuelgue mi chaqueta, me desate la pajarita y ponga de patitas en la calle a estos incómodos zapatos de alquitrán. Así, pondré al descubierto todas las mentiras que he contado sobre mí.

Llamaré a la oficina y les susurraré al oído: «hoy y todos los días del resto de mi vida estaré enfermo para ir a trabajar». Me sentiré como un fantasma. Aliviado, daré un grito que quedará tatuado en cada una de las paredes de mi habitación. Después, descoseré cada uno de los engranajes que me mantuvieron unido a esta armadura oxidada. El suspiro que daré a continuación lo llevaré siempre conmigo.

Agotado por tantos lazos rotos, ataré bien fuerte la bolsa de la basura que olerá a pescado podrido, cerraré de un portazo y ya no volveré jamás.

El próximo diez de mayo de 2019 subiré aquella incómoda escalera de caracol, alcanzaré el sexto piso notando las gotas de sudor por mi entrepierna y querré más. Entonces, llamaré al timbre con mi dedo tembloroso, abrirá la puerta de hormigón y le soltaré sin más: «esta noche dormiremos juntos». En ese instante me destrozaré, arrancándome una a una las lágrimas que no seré capaz de llorar durante toda mi jodida vida. En ese instante, seré feliz.

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