Luchando por Ser o tener

Luchando por Ser o tener

Pepe

21/10/2018

Superación: «sobrepasar los límites o valores que se consideraban normales y estables». Se observa que la palabra es aguda, aguda como sus intenciones y con un concepto bastante concreto…

Pero en el mundo imperante, en donde superar no es únicamente lo que se señala en el párrafo anterior, sino una cuestión más relacionada con aplastar, pisotear, de arrollar a quienes se pongan u opongan en el camino, sin importar el daño a seres humanos, vivos o hasta el ecosistema de algunas especies, la superación se ubica inmediatamente con la cuestión económica, poder político e influencias comerciales.

Las cúspides están talladas, las bases indicadas, el tenor y el estilo de vida asignadas.

Pero en la oscuridad, en lo profundo de la desobediencia, existe gente que se rehúsa a obedecer los lineamientos condicionantes y demuestran, con todo y el sufrimiento que conlleva realizar minirevoluciones, que puede vivirse fuera del traga gente y superarse a sí, sin arrollar y aplastar, sin dinero y ganas de joder. Sin las metas que el mundo consumista ordena.

Un caso muy singular de superación, pero no la convencional sino la real, la que de verdad uno anhela, es la de Sixto Rodríguez.

Músico muchos años, un personaje poco conocido en EEUU pero sumamente famoso en Sudáfrica. Y galardonado en la memoria de todos gracias al documental Searching for Sugar Man, lo hace un tipo poco probable de superar.

Lejos del mito que engañó a toda Sudáfrica sobre su supuesto suicidio público, que ya deja mucho por contar, la historia dentro de la biografía del personaje musical es un tema, si se analiza, de superación personal.

Además, quien haya visto el documental, sabrá que las casas productoras o disqueras encargadas de grabar sus dos únicos álbumes abusaron del desconocimiento del músico para quedarse con todas las regalías de las ventas hechas sobre todo en Sudáfrica.

Poco después de investigar, de dar con el paradero de sugar man y contarle la situación, Sixto decide dar seis conciertos en ese país de manera casi consecutiva. Él bien podría vivir de las regalías recolectadas por sus conciertos, pero no. Rodríguez regaló el dinero a sus familiares y amigos para seguir viviendo moderado y discreto en Detroit.

Él vive sobrio, modesto, a su manera. Él cocina con leña, el limpia su hogar, el trabaja como obrero en una constructora, ha intentado ingresar en la vida política pero no le ha resultado; él vive como piensa que debe vivirse: sin ostentosidades, del trabajo básico, del esfuerzo comunitario.

Él se ha superado por un camino parecido al budismo, el que te lleva al Nirvana pues. Pero no es el mismo: él forjó su cruce y es suyo nomas. Ha sabido reconocerse y esa no es tarea sencilla. Ha logrado dejar lo que tiene para ser quien es y eso para mí, francamente, es una de las maneras de superarse más emblemáticas y sutiles en la vida rocosa y dura que nos toca vivir.

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