¡La mataste! Gritaba la psicóloga con los ojos desorbitados y su rostro pálido. Roxy había sido adoptada hacía un mes junto con su hermano Rangy, de una camada de diez lindos gatitos que iban a ser sacrificados si no se les encontraba pronto un hogar.

Desde el momento de la adopción había presentado diarreas continuas lo cual retrasó su crecimiento en comparación con Rangy quien era grande, travieso y fuerte. Ahora yacía ahí en el piso frío, revolcándose mientras escupía el denso y espeso purgante que le había sido suministrado con una jeringa.

No, no está muerta, está vomitando, seguía diciendo la psicóloga, quien había sujetado a la gatita mientras la profesora había introducido el líquido en la boca del animal, pero la fuerza aplicada había vaciado todo el contenido de cinco centímetros, rebasando la dosis prescrita por el veterinario de dos centímetros por día. La profesora soltó una carcajada nerviosa ante semejante cuadro: la gatita tratando de expulsar el excedente del medicamento y de otro lado la cara de su jefe desencajada y más pálida que una pared de cementerio.

No era el momento de morir, en segundos se levantó saboreando el líquido sabor a fresa que chorreada de su boca.

Definitivamente lo mío es enseñar, no desparasitar gatos, he pasado un susto terrible, aunque no se note, porque la situación no da para más, dijo la docente, con un gesto burlón al ver el tremendo show realizado por la dueña de la gata.

Además me he ganado un mordisco de uno de sus afilados colmillos y la verdad, espero no estar haciendo una lista en un mes, en caso que este animalito llegue a presentar peste de rabia, añadíó la profe.

¿Habla usted de una lista para hacer su testamento profesora?

No, de ninguna manera, la rabia se manifiesta un mes después de la mordida, eso es lo que dicen, en ese caso, necesito establecer prioridades entre mis personas más allegadas para saber a quien voy a morder primero, y esté segura que usted va a ser la primera jefe.

No pararon de reír durante un buen rato, mientras Roxy pedía sus Wiskas sin entender las estúpidas bromas y errores de los humanos.

Chelore

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