Napolitano

Mañana es mi cumpleaños. Tendré una fiesta con un pastel, muchos regalos y hasta un payaso habrá. El pastel, de seguro, será de chocolate, ya que este es el preferido de mi hermanita, y ella dice que el chocolate le gusta a todos. Bueno, a casi todos, es como mi papá. Yo no entiendo de sabores, pero, sin duda, creo que mi mamá sería una fresa, pues aunque no les guste a todos, nadie niega su clase. Mi hermanita vendría siendo, entonces, como la vainilla, ya que el helado de vainilla se lleva bien con todos, aunque también podría ser la cereza, dado que el relleno del pastel es de mermelada de fresa, pero ella es la que lo adorna siempre.

Yo pienso, entonces, que cuando llegue al cielo, San Pedro me va a preguntar cuánto fuí de chocolate, cuánto de fresa y cuánto de vainilla. Así de fácil es la vida. Si yo fuera un helado, seguro sería Napolitano, pues dicen que es la combinación perfecta de estos tres sabores. En realidad no lo sé.

Aunque ya soy un adulto, física y mentalmente, soy aún como un niño. Mi mami dice que yo no entiendo de sabores debido a que en mi pancita algo no se desarrolló bien. Por eso solo puedo comer las papillas (que a mi me encantan) y que ella me prepara con mucho amor cada día. Siempre doy gracias por esto, porque sé que hay muchos niños en el mundo que no tienen nada que comer. ¡Y yo siempre tengo!

Mañana, en mi cumpleaños, ya sé qué me van a regalar. Con solo mirar la caja, puedo saber si es un rompecabezas, un DVD o un libro para colorear, pues armar rompecabezas, ver películas para niños, y colorear libros, son las únicas cosas que puedo hacer sin agitarme demasiado. Bueno, también puedo jugar Nintendo, Wii o DS, cuando mi hermanita me los presta.

Sé, también, que solo habrá una velita en mi pastel, pues hace muchos años que mi crecimiento físico parece haberse detenido, aunque yo estoy seguro que mi amor por la vida y por mi familia, cada día crece más.

Pienso que si todos fuéramos helados Napolitano, este mundo sería mejor, y todos nos despertaríamos, como yo, llenos de ilusión y Fe.

Espero que en el cielo haya mucho helado Napolitano y pueda yo, entonces, disfrutarlo como los demás…