Un huevo perfecto

Un huevo perfecto

Soloarte

10/08/2020

Hace ya bastante tiempo viví la incidencia de la cultura católica en mi experiencia culinaria. La descubrí como milagro, exactamente como eso. Cuando afirmo esto, lo hago a conciencia de ser una persona nacida en Popayán, una pequeña ciudad al sur de Colombia, con antecedentes familiares de varias generaciones  allí y con el lazo incuestionable de ser parte de esa cultura, aun sin compartir las prácticas culturales y las creencias religiosas que en ella dominan.

Quiero explicar el milagro porque creo que la  culinaria, no es otra cosa que la suma de milagros que la han hecho posible. En casa era general la costumbre de levantarse temprano, al canto del gallo, y así lo hacia mi madre. Esa mañana, recuerdo que yo tenía unos diez años, me levanté, fui a la cocina, ella estaba allí, me miró y me preguntó ¿qué quiere desayunar? Le respondí que café, pan y huevo. ¿Quieres aprender a hacer el huevo como te gusta? Si, respondí. Mientras me enseñaba, ella iba diciendo:

“Coges una olla pequeña y angosta, pones el huevo al interior, suavemente, para que no se vaya a quebrar, le echas agua hasta cubrirlo, sólo hasta cubrirlo, no le puedes poner más agua que la suficiente  porque fracasas. Lo pones al fuego y en el momento que empieza a hervir, en ese preciso momento, tú inicias el rezo de tres aves marías, lentamente, de forma pausada. Mientras las rezas, puedes también pedir lo que quieras. Cuando has terminado, sacas el agua de la olla, coges con mucho cuidado el huevo, le rompes con la cucharita la parte de arriba, le quitas la cascara, haces un orificio justo para que quepa la cucharita y le hechas un poco de sal. Nunca me dijo que eso fuera un huevo tibio, de hecho estaba bien caliente, me dijo: así se hace el huevo tibio, para que quede melcochudo, como te gusta.”

Esta mañana repetí la operación, lo había hecho muchas veces. Mientras rezaba el ave María, pensé en ella. De niño estaba seguro de que ella hacia milagros. Este fue uno de los que me enseño a hacer: el milagro del huevo tibio, melcochudo.

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