Una vez más, la riña nace. vuela un plato por los aires y su frente tizna rojo bermellón.
Una lucha se suscita, cruel batalla ya se libra, con trapero, escobajo y tenedor…
Una fémina ahora grita no soy yo la susodicha que ha dejado sin la gracia al contendor,
Te zampaste la mejor parte, y aún así haces alarde, del banquete que diste hasta el gañon.
No soporto que lo digas, ni que mofes de mi ira, no eres tú quien se ha quedado sin porción, de una olla que es bendita, de su pega saladita, del cucayo que raspaste con pasión…
-oh mujer, no sufras por desaires, el cucayo no es de nadie, es de quien lo ha raspado con fervor, lo he mezclado con el guiso, que sobró y que nadie quiso, y te pido una disculpa por mi error.
-no perdonó tu bajeza, ni la frenta de tu empresa, de dejarme sin cucayo, sin porción.
Ahora se lo que tú haces, te agazapas por la tarde, te aprovechas y te robas el arroz…
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