DE MATES, TINTITOS, COLOMBIA Y YO

DE MATES, TINTITOS, COLOMBIA Y YO

De infusiones, sabores y costumbres, el mate en Colombia, más precisamente en Medellín, supo hacerme de nuevos amigos y sobre todo de muchas consultas a plena luz del sol. En esta ciudad, pude ubicarme yo en pleno centro, a 3 cuadras de la «plazuela San Ignacio», espacio ideal para reposar las tardes materas. 

Uno de los días se acerca una chica y me pregunta: ¿estás tomando unos mates?– Le dije que sí y cuando pregunté que tomaba ella, me dijo: un tintito- Debo reconocer que me sorprendió, ya que era pleno día y en una tarde a puro sol. Conocedora ella del léxico manejado por los argentinos, en seguida se dio cuenta y sonrisa mediante aclaró: tintito le decimos al café en Colombia, no podría tomar un vinoa estas horas (jeje) estoy en pleno descanso del trabajo… Aprovechó entonces para contarme de un viaje suyo a Brasil, en el cual había compartido estadía con un grupo de argentinos, por lo que guarda, entre sus objetos más preciados, un equipo de mate, regalo hecho por aquellos compatriotas míos.

Así como el mate suele ser una excusa para reunirse con amigos, en este caso, lejos de mi hogar, venía al pelo para conocer gente nueva, tal es el caso de dos policías quienes algo confundidos me preguntaron qué era eso que llevaba conmigo, pensando que podría ser marihuana, por ejemplo.

Al comprender que simplemente se trataba de una bebida tradicional, se relajaron y de paso probaron también, con un poco de miedo igualmente. ¿Qué nota te da?- dijo uno de ellos, refiriendo a si generaba algún tipo de reacción al degustarse. Les dije que podía ser algo adictivo y se distanciaron a con la mirada. Al comentarles que puede, en realidad, ser parecido al café, dejaron de hacer preguntas, entonces, para comenzar a analizar según sus propios criterios. No solo esto, sino que, al verme abordado por los policías, la gente que pasaba por ahí frenaba pensando que estaban por detenerme y de un momento a otro me encontré rodeado de personas, compartiéndose (el mate) unos a otros, explicándose entre sí las buenas cualidades que pueden desprenderse de estas hierbas. Sacando la bombilla, revolviendo el mate, tomando de a sorbos, convidando al de al lado, como si de un coctel se tratara. Recuerdo entre ellos, una especie de intelectual, de esos filósofos de la calle, diciendo algo como: que inteligente, toma una infusión caliente para aclimatar el cuerpo a las altas temperaturas… 

Momentos por demás divertidos, a la vez que didácticos e instructivos, por qué no, pero lamentablemente, tuvo que terminar todo con un alerta en el Handy de los policías, en el cual les avisaban que a una cuadra se estaban agarrando a los cuchillazos.

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