Serás ETERNA

Serás ETERNA

ABF

15/07/2020

Este relato se lo dedico a mi abuela fallecida recientemente y en definitiva a todos l@s abuel@s. Te fuiste de este mundo del mismo modo que irrumpiste en él, irradiando una luz pura y majestuosa. Todos mis mejores recuerdos los tengo a tu lado. Me niego a pensar que no hay nada más después de la muerte, porque la deuda de amor que tengo contigo, pienso pagártela la próxima vez que nos veamos.

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Estuve todo el día buscando mi tenedor favorito, aquel al que le tenía yo más cariño en este mundo.

Me negaba a comer con otro que no fuera ese, aquel con el que había aprendido a comer, con el que había compartido multitud de momentos dulces y amargos, ese amigo inseparable que aguantaba estoicamente las mismas regañinas que yo me llevaba durante las comidas.

Lloré amargamente cuando me enteré por mi madre, que aquel tenedor ya no estaba entre la cubertería. Había sido retirado por estar completamente ya oxidado. A mí no me importaba como estuviera estéticamente ni gaitas en vinagre, solo me importaba que estuviera de vuelta, para sentirme otra vez completamente feliz.

Mi abuela que pasaba por allí en ese preciso momento me preguntó.

– ¿Qué te pasa Antoñito? –

No sabía si contárselo o inventarme algo, pero a mi abuela no podría engañarla.

– Mama ha tirado el tenedor que a mí tanto me gustaba –

Ella me miró de arriba abajo, y me apaciguó, como ella solo sabía hacerlo.

– En esta vida hasta las cosas más insignificantes tienen un inmenso valor para nosotros. Ese tenedor que tanto añoras seguro que tu madre lo tiró por algún buen motivo. Si te preguntará ahora mismo Antoñito, que es lo que sientes cuando piensas en aquel tenedor, ¿Qué me responderías? –

Mi abuela era tan sumamente buena atando cabos, que creo que ni ella lo sabía. Me dio justo donde ella quería.

– Pues abuela Balbina, ahora que lo dices, y lo primero que se me viene a la cabeza es verte a ti enfrente mío animándome a que me coma todo, y lo más importante y que me viene ahora mismo a la nariz, es ese olor tan rico y característicos de tus comidas, ¿Estás preparando tortitas de masa abuela?–

Al levantarse mi abuela me guiño un ojo y me invitó a seguirla.

– ¿Me ayudas a hacerlas? –

Se me pasó el disgusto a la misma velocidad como pensaba comerme esas tortitas de masa, que solo ella preparaba.

– Abuela Balbina, yo te seguiría al fin del mundo, y no solo por probar esas tortitas–

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