La manzana de la discordia

La manzana de la discordia

John

07/09/2020

Históricamente la manzana fue partícipe de grandes alegorías. Se la describió como un objeto mitológico, de codicia, de leyendas, de discordia, de alimento y de pecado.
Pablo, decidió usar algo de cada mito para condimentar las enseñanzas que a través de cuentos les narraba a sus tres críos. Así paliaba un poco la falta de libros que los niños no tenían. No podía comprarlos…

La familia vivía en una humilde cabaña dentro de una chacra en el Alto Valle de Río Negro, famoso por sus plantaciones -las primeras del país- de manzanares. 
Desde niño le atrajo seguir el devenir de la naturaleza. El nacimiento de las flores y la posterior aparición y crecimiento de los frutos. El ritual de las cosechas. El apilar cajones repletos de manzanas de todos los tamaños, gustos y colores. Pero no se quedó con ese solo proceso natural, también indagó acerca de mitos sobre éste fruto que parecía brotar como un manantial, como en el  valle de los Dioses del Olimpo.
La época de cosecha traía muchos trabajadores golondrina. Fue así como Pablo, siendo muy joven y aún soltero, conoció al Sr. Adams, un inglés venido a menos a quien sólo le quedó como riqueza su intelectualidad. Y entre manzanas, cajones y soles fueron tejiendo una amistad que duró toda  la temporada. Nunca más supo de él, pero antes de irse, el galés le dejó como regalo un viejo libro con todos los mitos y leyendas sobre el fruto.

-¡Papá papá!-gritaron los tres críos a la vez,-¿qué historia nos contarás ésta noche?

-Esta noche les contaré sobre tres codiciosas y haraganas Diosas del Olimpo que por poseer una manzana de oro desataron una guerra.

-¿Una mazana de oro papá? ¿Y cómo fue eso de la guerra?-preguntó el mayor.

– La codicia hace posible hasta lo que no lo es hijo. 

Dicho eso comenzó su relato ante los atentos niños.

«La manzana de oro la apetecían tres diosas del Olimpo: Hera, Afrodita y Atenea. Quien la obtuviese, revalidaba su título anual de la diosa más bella y grande. Era tan feroz la pelea que ningún dios quería mediar decidiendo que fuese un mortal. El elegido fue el príncipe Paris (hijo del rey de Troya)-. Afrodita, para ser coronada con la manzana, le ofreció a la mujer más hermosa de la tierra, Helena, esposa de Menelao, rey de Esparta. Así Paris se la arrebató desencadenando la guerra que narra la Ilíada. Desde el Olimpo Afrodita, saboreando su manzana -que se acabaría en un año cuando todo volviese a comenzar-, observaba. Así surgió: La manzana de la discordia».

¡Oh papá¡ ¡Cuántas cosas compraríamos con esa manzana de oro!-habló nuevamente el mayor.

-Es verdad hijo.., incluso nos mudaríamos del lugar. Se acabarían las tartas de manzanas de mamá. Las ensaladas frescas. El jugo del verano. El comer la manzana del árbol a la boca. Las prácticas con la flecha como Guillermo Tell y la libertad de correr por los manzanares oliendo su aroma. 
La plata que fácil llega, fácil se va. Como Afrodita, que año a año debe recomenzar su guerra…»No hay manzana de la discordia cuando la riqueza lo tienes frente a tí». 

-¡Mamá!¿está lista la tarta de manzana?

 

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