Es como la lotería, te tocan vecinos gratos y otros casi inaguantables. En el patio de mi hogar y el de otros vecinos de mi entorno, colindan con una casa en la que se instaló una empresa “Emprendedora” que efectúa banquetería y cocina, vende comida para los trabajadores de la minería. Hemos tenido que acostumbrarnos con despertar todos los días del año con olores ambientales de los diferentes platos culinarios sabrosos, que preparan durante la amanecida, los que son trasladados a las faenas antes del mediodía.

El asunto es que, además de estar todo el día con aquellos olores a comida, si te olvidas de sacar la ropa lavada y tendida en los colgaderos, estás condenado a ponerte la camisa de día domingo, con olor a empanadas muy nacionales y de fuerte tendencia a cebolla. El otro día se nos quedaron las sabanas en el cordel y estuvimos algunas noches durmiendo con un olorcillo a sabroso pollo arvejado. En todo caso me he sorprendido esperando con ansias el día jueves, ya que ese día corresponde el olor a asado de costillar de chancho y por lo general mi señora los jueves prepara garbanzos y yo odio su sabor.

Lo que, si estoy decidido y envalentonado en decirle a mi esposa, que a lo menos uno de los lunes al mes, compremos “porotos con rienda” gratamente acompañados de longanizas de Chillán. Que notoriamente por su aroma, sé que deben estar muy bien preparados.

Y si de gratos aromas hablamos. Que distinta es la vida de los Chilenos Antofagastinos, recuerdo que en una oportunidad le preguntaron a la inolvidable y bella artista norteamericana Marilyn Monroe, si acaso dormía desnuda y ella respondió que no, ya que se iba a la cama con suaves sabanas de seda blanca y cubierta de perfume “Chanel 5” y . . . ¡nada más!

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