Inquieto, se desliza entre las ideas de aquellos que han pensado una y otra vez que todo está jodido. Y luego rezan. Y lloran. Quieren creer pero les duele lo desconocido y terminan mandando con un suave toque, su imagen de incógnito a través de las conversaciones existenciales, enmedio de la fé y los minotauros de cristal.

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