Este emoji consiste en la silueta de un gato negro erizado, parado en sus cuatro patas, con su cola como la de un rayo. Sin más detalles en su cara o quizás una fuerte mirada enmarcada en sus ojos avellanados.

Su uso está destinado a situaciones de peligro, alta tensión, desconfianza, vértigo o emocionantes. Al igual que los gatos, cuando estamos ante una evento que nos saca o sacará de nuestra zona de confort nuestra cuerpo se manifiesta, en este caso la piel se «enchina» de manera involuntaria para mostrar nuestro estado de alerta. 

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