Cuatro patatas. Si son pequeñas, añado alguna más. Las pelo y las pico finitas para que sea más fácil pochar. A veces, añado un poquito de cebolla pero me gusta de las dos formas.
Cinco huevos bien batidos (dependiendo de la cantidad de patatas, como he dicho antes) mientras se hacen las patatas en la sartén, donde ya habré echado un poco de sal.
Escurro las patatas y las mezclo con el huevo.
Pinto la sartén con un poco de aceite, la suficiente. Ni más, ni menos.
Cuando está caliente echo la mezcla y me ayudo de la espumadera para hacer esa forma redondita tan característica de la tortilla de patatas.
¡Vuelta entera y a dorar!
Disfruto tanto haciéndola como comiéndola. Es uno de mis platos estrella.
Huele bien, ¿verdad?
Uff…y si añades a la mesa un buen plato de jamón ibérico…no hay quien se mueva de la silla.
Cuando le quiero contar a alguien todo esto sin palabras…uso el emoticono del huevo y el de la patata…la tortilla brilla por su ausencia… ¿y el jamón? Pues coloco un cerdito y…¡listo!
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