Padrastro, en su quinta acepción
La luna de esta noche me recuerda a la de aquella otra vez. Creciente, pasado ya el cuarto, juega entre un ciprés y un pino, se esconde y reaparece continuamente por la ventana de la copilota, o sea yo. Entrando y saliendo de árboles, montañas, montículos, peñas, fábricas, túneles, todo lo que se deja atrás...