LO EXTRAÑO
Adela apagó el fuego sin apartar la cacerola que hervía con el calor residual. Cogió una sopera por el único asa que le quedaba, con cuidado, para no cortarse con los bordes afilados de la porcelana rota. Vertió dentro la sopa, la tapó y sujetándola por la base, enfiló el pasillo hacia el salón. Se detuvo...