Un mundo de loros

Un mundo de loros

Rogelio E. Nieto

19/12/2021

Querétaro, México, domingo 19 de diciembre, una de la mañana con 29 minutos. Mientras yo decido dormir, usted toma su café, mira el reloj del móvil, ve que son las 8:29 y se prepara para sus faenas del día. Se apresura para coger el metro en Puente de Vallecas, para dirigirse a la estación de Atocha Renfe. Usted no se ha dado cuenta, pero en el vagón, la gran mayoría usa el movil, unos escuchando música; otros hablando; texteando; viendo videos; jugando. No puedo imaginar la cantidad de Bits que flotan en la nube del espacio radioeléctrico. Veo que gira la cabeza y observa. Piensa en los loros que observó trepados en los árboles en su caminata a la estación. Vuelve a girar su cabeza y mira y escucha a su alrededor. Entre el barullo dentro del vagón, cada quien con sus conversaciones -voy trepado en un maldito vagón repleto de “loros” – se dice así mismo. Cuando se detienen los vagones, sale por equivocación y baja en la estación Ópera. Medita mientras “los loros” bajan, lo empujan por la prisa. Equivocadamente desea hacer correspondencia y regresar para tomar el metro de nuevo y volver en sentido contrario con dirección a Valdecarros, pero se siente aturdido, usa el móvil y recuerda la fastidiosa historia del Gallo Kiriko, se sienta en la banca del andén y se conecta a YouTube, coloca los audífonos, busca una canción de su época de efebo y escucha, con placer, la melodía del grupo británico de Eric Burdon y los Animales: “Sky pilot”. Esa canción le hace recordar y reaccionar, ¡es domingo 19 de diciembre!,  no tiene porqué ir a trabajar. No se que minervas pasó, pero tiene que terminar el relato para el concurso y escribir algo del Dios Tecnología -maldita sea -te reprochas.

He despertado, son las nueve con un minuto de la mañana, también preocupado por escribir mi historia del Dios Tecnología. Seguramente tú ya terminaste de escribir tu historia, para ti son las cuatro de la tarde con un minuto en Madrid, pero no, tú estás en “Jarritus” comiendo en este instante, te cuesta trabajo  arrastrar el lápiz,“tú narración“ es deplorable y timorata. ¿Quién diablos te va a leer, si te llenas de ideas de que Dios ha muerto?, si muchos sabemos que eso es un plagio de un tal Nietzsche y el título que escogiste, pésimo: “Dios ha muerto, veneremos a las Tecnologías”.

Lo supe desde el principio, sólo haz escrito dos párrafos y tú, con tu Alzheimer. Creo que iré a verte querido hermano, volaré once horas y, para ese entonces, estará cerrada la convocatoria, pienso que no recordarás porque todo esto fue un sueño de madrugada que me contaste ayer, y supe porque tú no estabas en Pandiellos pues la llamada la hiciste desde Zaragoza, lo supe por la bendecida tecnología además tengo poco de que hablar contigo porque, “te la vives” en el celular, tablet u ordenador.  Quizá hermano, temo que vivas en Madrid, no hay alguien que te pueda ayudar a regresar a casa. Trataré de estar allá lo más pronto posible, mi GPS, todo lo resuelvo con con Gboard, benditas tecnologías y benditos “loros” a los que refieres y postean, entretenido en mi departamento, en calle de pandiellos no. 3 de donde escribo y no puedo salir. Estoy como Jack Nicholson en “Atrapado Sin Salida” y no puedo cuidarte todo el tiempo. Así que considero que no hagas el viaje.

Hoy tampoco saldré a la estación, hace frío y será un día menos, pero con mucha información, como para entretenerme toda la tarde y noche. ¡Oh! Que dilema entre el espacio y tiempo, que confusión…trataré de desayunar algo en algún VIPS del aeropuerto y escribir antes que caiga la noche en Madrid, porque aún me quedaran 11 horas de vuelo.

Legaré tarde, lo sé, pero estaré contigo toda la vida y te cuidaré.

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